La «broma» y la pena

ABC 30/08/13
ÁLVARO MARTÍNEZ

Llueve sobre mojado en Alsasua con la alcaldesa Urrestarazu y su desternillante sentido del humor. En 2011 cedió el espacio público para que las graciosísimas cuadrillas filoetarras del pueblo representasen al Rey como un criminal nazi. Nada pasó, pues la denuncia fue archivada meses después por el juez Pedraz, que en su auto no vio más allá de «un plus de sorna o broma, que no es de buen gusto, pero que no sobrepasan los límites de lo penalmente admisible». Y como aquello salió gratis en la sede de la Audiencia Nacional, este año Urrestarazu y sus graciosísimas cuadrillas planean otra parodia en la que se prenderá fuego a la Guardia Civil, como se anticipa en el cartel que anuncia tan tronchante evento. La Delegación del Gobierno, a instancias del Ministerio del Interior, ha prohibido el acto, pero seguramente se celebrará pues los juzgados callan. No es cuestión de que se desperdicie el «plus de sorna» que pueden deparar las graciosísimas cuadrillas filoetarras abrasando la imagen de un guardia civil.


Pancarta anunciadora de los «festejos» proetarras de este año: jabalíes y perros vestidos de guardias civiles y policías forales, entre llamas

El 8 de enero de 1980, Sebastián Arroyo González, exguardia civil, era ametrallado en Alsasua por unos etarras cuando salía de su nuevo trabajo en una fábrica de guantes. Seis tiros. Dejó viuda y cuatro hijos. El asesinato no ocurrió muy lejos de donde este fin de semana, y si nadie lo impide, Urrestarazu y sus graciosísimas cuadrillas filoetarras preparan su nuevo «plus de sorna».
Sebastián yace desde hace 33 años en el cementerio de Sobradillo, Salamanca, y Urrestarazu, de Bildu, es alcaldesa de Alsasua… Y esto, 857 asesinatos después, no es una broma. Es una pena.