La caducidad de Podemos

CRISTINA LOSADA – LIBERTAD DIGITAL – 12/04/16

· Las propuestas programáticas de Podemos caducan con una rapidez asombrosa. Lo primero que presentaron como un programa, para las europeas de 2014, era una acumulación de deseos más asistemática que las que se hallarán en el buzón de las cartas a los Reyes Magos, y tuvo una vida breve que pasó prácticamente en el anonimato.

Encargaron después un borrador de programa económico a dos profesores, Navarro y Torres, que se anunció con gran fanfarria como la política de una auténtica socialdemocracia: no la renegada y traidora de Tony Blair. Tampoco este pergeño, en buena parte una copia del programa de Izquierda Unida aliñada con la retórica de la ira, estaba destinado a perdurar, igual que no duraron los profesores como gurús del partido. Pero ni estos precedentes permitían imaginar lo que sucedió con el documento que llevaron a una reunión con el PSOE y Ciudadanos.

Los 20 puntos del partido Podemos deben de haber batido el récord Guinness de corta duración de una propuesta política. Fue visto y no visto, como en los espectáculos de ilusionismo. Desapareció en menos de veinticuatro horas. Cada hora que pasó desde el final de la reunión se fue tragando aproximadamente un punto y medio. Cuando comparecieron los dirigentes podemitas, en el modo coral que asumen para ocasiones memorables, no quedaban ni las raspas. Aunque la culpa, dijeron, no era de ellos, ¡natural!, sino del «inmovilismo» que habían detectado en sus dos interlocutores. Iglesias lo explicó en su tono dolido y suave, tono Platero, digamos, que incita a pedirle encarecidamente que vuelva a su tono agresivo.

Detalle menor, pero significativo, fue que Iglesias justificara la ruptura alegando que Ciudadanos había dicho en la reunión que no contemplaba un gobierno que incluyera a Podemos. Esta posición ya se conocía antes de que empezaran a hablar. Lo que omitió Iglesias es que Podemos exigía excluir a C’s del gobierno, veto que reafirmaba en el último punto de su documento. Pero el «inmovilista» siempre es el otro. La cuestión interesante es que, en vez de negociar sobre las propuestas, antes siquiera de que PSOE y C’s pudieran responder, Iglesias optó por la retirada y el ataque preventivos. Y esa reacción sólo puede significar una cosa: para Podemos lo importante no eran los 20 puntos. Tenían tan poca importancia que cuando los pusieron sobre la mesa ya estaban camino de la papelera.

La rapidez con la que caducan las propuestas de Podemos, como la negativa a negociar sobre ellas, son indicadores de que su objetivo no es conseguir que sus propuestas prosperen. No es un partido que se proponga influir para que se adopten las medidas políticas que lleva en su agenda. No hace política programática. Su estrategia no está al servicio de sus programas y propuestas, sino al revés: sus programas y propuestas son instrumentos al servicio de la estrategia con la que espera llegar al poder.

De hecho, es posible que su retirada preventiva de la negociación con el PSOE y C’s obedeciera al temor de que los socialistas, al menos, dieran el plácet a buena parte de los 20 puntos. ¿Con qué cara hubiera salido entonces Iglesias a rechazar tal grado de aceptación? Hasta los más entregados de sus votantes se extrañarían de que rompiera después de conseguir el sí a la mayoría de sus condiciones. Cuando la política se reduce a dos opciones, o todo o nada, es posible que se logre todo, pero también se puede acabar en nada.

CRISTINA LOSADA – LIBERTAD DIGITAL – 12/04/16