Las recientes revelaciones acerca de los pagos en efectivo realizados por el PSOE, conocidas en el marco de la investigación del caso Koldo, dibujan una metodología financiera tan rocambolesca que sólo admiten tres explicaciones posibles: un sistema contable chapucero, un blanqueo de dinero o sobresueldos en negro.
En el mejor de los casos, se trataría de una pésima gestión de las cuentas. En el peor, de indicios de una financiación irregular.
Según ha admitido en el Tribunal Supremo, el PSOE pagó, al menos entre 2017 y 2024, unos 735.000 euros en billetes a altos cargos del partido que no eran José Luis Ábalos, Santos Cerdán ni Koldo García. Una cantidad procedente de las retiradas en efectivo que efectuó para realizar pagos en sobres.
Las comparecencias este miércoles en el Supremo del exgerente del PSOE, Mariano Navarro, y la empleada Celia Rodríguez han aportado más dudas que certezas sobre estos montantes.
En línea con el partido, ambos han negado la existencia de una caja B. Y han intentado justificar los descuadres detectados por la UCO en la información facilitada por Ferraz al Supremo asegurando que se deben a que hubo liquidaciones de gastos que no se hicieron de forma individualizada, sino al equipo de Organización.
Y por ello no se habría informado al Tribunal Supremo cuando el juez Puente pidió las cifras percibidas por Ábalos y Koldo.
Pero las conversaciones aportadas en la investigación confirman entregas de dinero en sobres durante meses en los que oficialmente no constaron liquidaciones.
La coartada de Ferraz ha quedado aún más comprometida tras la entrevista en exclusiva de Koldo García con EL ESPAÑOL, quien ha asegurado que cobró del PSOE «más dinero de lo que dice la UCO», y que algunos pagos fueron en billetes de 100, 200 y hasta 500 euros.
El partido insiste en que que todos los pagos están en la contabilidad oficial y que no hay caja paralela.
Y ello pese a que la actual gerente del PSOE, en su comparecencia ante la comisión de investigación del Senado la semana pasada, reconoció la autenticidad de los documentos desvelados por EL ESPAÑOL sobre pagos no declarados en el Tribunal de Cuentas. Estas hojas de liquidación de gastos de Koldo indican un desajuste con pagos sin declarar y anticipos sin motivar, como requiere la ley.
El excontable ha admitido ante el juez que en Ferraz no existía ningún mecanismo de control para comprobar la veracidad de los gastos que se le pasaban por aparentes actividades de la Secretaría de Organización y que el PSOE reintegraba en metálico automáticamente.
Que el partido gobernante haya podido incurrir en deficiencias contables tan graves hace que incluso la hipótesis más benévola con el PSOE ya sea por sí misma inaceptable.
Pero la justificación aducida por el PSOE para estas devoluciones, que se trataban de reembolsos de gastos de la Secretaría de Organización como «equipo», invita a preguntarse si precisamente el hecho de que estos montantes se contabilizasen como «globalmente del equipo» no era para camuflar los beneficiarios y las razones de esos desembolsos.
Además, como ha señalado el magistrado Puente, tal inexistencia de controles sobre los gastos de Ábalos y Koldo podía haber favorecido «el blanqueo de capitales».
Y lo cierto es que todos los elementos del esquema (billetes grandes, sobres, dispersión de destinatarios, liquidaciones no individualizadas) apuntan a que los flujos de caja fueron deliberadamente opacos.
Por eso, no basta con que el PSOE alegue que «todo está documentado», cuando se han encontrado gastos sin respaldo bancario.
Ferraz debe esclarecer con total transparencia la procedencia de los fondos bajo sospecha, aportando documentación y justificantes que demuestren que el problema se limitó a un sistema interno mal diseñado aunque legal.
De lo contrario, la hipótesis más verosímil será la de una caja B. Y entonces deberá abrir una investigación interna y reconocer que su contabilidad se ha usado de manera irregular.