Jesús Mª Zuloaga, LA RAZÓN, 21/6/12
La inscripción en el Registro de Partidos Políticos del Ministerio del Interior de Sortu, decidida ayer por el Tribunal Constitucional, tiene el efecto no precisamente colateral de servir como elemento capital para la campaña de las próximas elecciones autonómicas vascas, a convocar cuando lo decida el lendakari Patxi López. A los proetarras, la campaña les va a salir gratis y la pregunta que muchos ciudadanos se van a plantear en los próximos días es la de si el alto Tribunal, no podía haber esperado a abordar un asunto tan determinante para la política vasca, y, por lo tanto, española, a que se celebrasen esos comicios.
Batasuna, alias la «izquierda abertzale», ya tenía su marca, presentada hace unos días. Nadie podía decir que quedaban en una situación de indefensión, ya que su presencia en las elecciones estaba más que garantizada. Entonces, ¿por qué darles el plus de la legalización de Sortu? ¿Si se ha esperado tantos meses a tomar una decisión, no se podía aguardar algunos más?
El pasado 16 de mayo, ETA lanzaba, mediante un comunicado, un auténtico ultimátum a las instituciones españolas y francesas. Entre otras cosas, señalaba que existían «condiciones suficientes para abordar la Declaración de Ayete», adoptada en la Conferencia Internacional, celebrada en San Sebastián en octubre del año pasado, en la que se pedía, entre otras cosas, una solución negociada, en la que debían participar, en los asuntos políticos, representantes de los partidos (se entiende que con una «izquierda abertzale» legalizada). «Demorar la solución –agregaba– no es beneficioso para nadie y, además de alargar el sufrimiento, puede generar situaciones de bloqueo perjudiciales». La frase tenía su aquel, por más que algunos se ocuparan de transmitir que se trataba de un texto meramente publicitario.
Sin que se trate de establecer una relación causa-efecto, lo cierto es que el comunicado es de mayo y la legalización de Sortu se ha producido un mes después. Que cada uno saque las conclusiones que estime oportunas.
Este asunto, el de la legalización o no de Sortu, constituía una especie de muro de contención de las exigencias que la banda y su entramado plantean como reivindicaciones prioritarias para no volver a las armas. Tal y como adelantó LA RAZÓN en su edición del pasado lunes, hasta enero de 2013 no tomarán una decisión definitiva sobre el mantenimiento o no de la tregua. Roto el dique de Sortu, las aguas fluyen con una fuerza tremenda sobre el tema de los presos, con las consecuencias que no tardaremos en comprobar. Los proetarras, envalentonados como nunca, lo saben y lo aprovecharán.
La historia próxima pondrá a cada uno en su sitio y el pueblo español, del que formamos parte con mucho orgullo los vascos, asistirá a las consecuencias. Primero fue Bildu, ahora Sortu y, en medio, Amaiur. ETA ha completado el círculo de la recomposición de su «Frente Institucional». Se les ha dado mucho a cambio de nada, porque las palabras, y, en especial, las de los terroristas, se las lleva el viento, el mismo que mece los cipreses de los cementerios.
Jesús Mª Zuloaga, LA RAZÓN, 21/6/12