Ibarretxe, liberado de la voz de la conciencia que era Imaz -al que ha dejado ‘a los piés de los caballos’-, ha querido cerrar su etapa de gloria poniendo fecha a la consulta. Atención, pregunta sobre el rechazo a la violencia y, de paso, sobre el derecho de autodeterminación. Propuesta hecha justo después de clamar por no confundir la paz con la normalización política.
Con la fecha de la convocatoria de la consulta popular en dos versiones (la de ratificación o la «habilitadora») Ibarretxe, sólo hizo que servir en bandeja lo que venía barruntando desde hace años. Pero su órdago provocó cierta perplejidad en el Parlamento de Vitoria. Como si sus señorías no terminasen de creer que el lehendakari -a pesar de que no tiene capacidad legal para convocar una consulta, a pesar de que el planteamiento de un acuerdo político entre su institución y el presidente Zapatero implica una interlocución entre iguales, a pesar de que todo el emplazamiento a ETA está ya inventado y el último intento fracasado lo protagonizó el propio presidente del Gobierno con el permiso del Congreso de los Diputados, a pesar de tantos inconvenientes- iba a ser capaz de coger la carrerilla final.
Pues lo hizo. Y provocó la hilaridad, además de la indignación en buena parte de la audiencia, al dar el siguiente trato a la banda terrorista «si todos, incluida ETA, nos hemos manifestado dispuestos a respetar la voluntad popular .». En fin, la consulta o la consulta. Con acuerdo o sin él. Con Zapatero o con Rajoy; da igual. Con el que presida el Gobierno español el próximo mes de octubre. «Un papel lleva a otro papel», decía Egibar para insistir en que el presidente del Ejecutivo español debería «recoger el guante»; que la fórmula rebase el límite Constitucional es lo de menos.
Se trata de una carrerilla con atajo para desviar la realidad tan molesta de la persistencia del terrorismo. Ibarretxe, ahora por fin liberado de la voz de la conciencia que no era otro que el propio Imaz, ha querido cerrar su etapa de gloria poniendo fecha a la consulta. A las urnas el 25 de octubre del 2008. Atención, pregunta sobre el rechazo a la violencia y, de paso, sobre el derecho de autodeterminación. Una curiosa propuesta expuesta justamente después de que hubiese clamado por no confundir la paz con la normalización política.¿En qué quedamos?
Imaz, que había entrado en el hemiciclo manifiestamente triste, preocupado y huidizo, que se dio un abrazo «de rosca» con el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, hizo ‘mutis por el foro’ al terminar la sesión. La prensa lo buscaba en vano. El lehendakari, con la convocatoria de la consulta, para acumular fuerzas nacionalistas a pesar de la tregua de ETA rota, le había dejado «a los pies de los caballos».
El socialista Patxi López le dice que no cuente con él para esta iniciativa que divide a la sociedad y recuerda, de paso, que le eligieron lehendakari no para formular preguntas sino para dar respuestas. Desde el PP, María San Gil resaltando que con una consulta sobre la autodeterminación (uno de los precios políticos exigidos por ETA) le está dando la razón a la banda.
Que tanto el PSE como el PP no se vayan a implicar en este referéndum, es una circunstancia que no le preocupa en absoluto al lehendakari. Porque esta consulta, con la excepción de EB, él la concibe para la sociedad nacionalista. Desde el entorno parlamentario de Batasuna ayer se le dijo que no se fiaban de su propuesta. Como pose, se admite. Pero la experiencia invita a pensar que acabarán dándole los votos que necesita. Como ocurrió con su plan.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 29/9/2007