José Antonio Zarzalejos-El Confidencial
- Críticas a Pedro Campos por la «utilización» del emérito para promocionar su club náutico y las competiciones con el velero 6mR, en las que él y otros armadores han invertido
La estancia hoy de Juan Carlos I durante unas horas en la Zarzuela no será cálida ni emotiva. Más bien, tensa. Fuentes próximas a la Casa del Rey califican el desarrollo de la visita de su padre a España como una «enorme equivocación», porque el monarca abdicado no ha cumplido el acuerdo que quedó reflejado en la carta del pasado 5 de marzo, dirigida a su hijo y que se hizo pública dos días después, en la que decía querer preservar su «privacidad» tanto en Abu Dabi como en sus visitas a España. Juan Carlos I, lejos de ajustarse a la mayor discreción, ha hecho exactamente lo contrario: mostrarse de manera reiterada y pública en un evento deportivo en el que ha habido más cámaras «que en mi boda», en expresión de la infanta Elena.
Se subraya, además, que Juan Carlos I seguiría infringiendo flagrantemente las normas que dictó Felipe VI el 1 de enero de 2015, sobre regalos a favor de los seis miembros de la familia real, entre los que él se cuenta. Esta normativa del Rey establece como primer principio general que «los miembros de la Familia Real no aceptarán para sí regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía, ni aceptarán favores o servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones». En el punto 3º de esa norma se alude a aquellos regalos de «carácter personal» —es decir, los no institucionales—, que solo podrán aceptarse «cuando no superen los usos sociales o de cortesía».
El Gobierno, de acuerdo con la Zarzuela, ha incorporado al ordenamiento jurídico estas normas privadas, mediante el Real Decreto 297/2022, de 26 de abril, que modificó la estructura orgánica de la Casa del Rey. En la exposición de motivos del real decreto, se explica que se incorporan a la disposición «los criterios de actuación aprobados por Su Majestad el Rey referidos a su Casa, así como aquellos otros referidos a su familia que requieren una actuación de su Casa al efecto». Estos criterios son incompatibles con la utilización por parte de Juan Carlos I de un avión privado —cuyo coste no se sabe quién ha sufragado— y la propia estancia, a modo de residencia en España, en la casa de Pedro Campos en Sanxenxo.
Amigos del Rey abdicado, que se muestran también críticos con la forma en la que ha realizado su primera visita a España desde su expatriación el pasado 3 de agosto de 2020, atribuyen a Pedro Campos Calvo Sotelo «afán de notoriedad» y, sobre todo, «intereses de orden material», y se refieren a que «mediante la presencia de Juan Carlos I en Sanxenxo, Campos promociona su club náutico y se asegura patrocinios para las regatas que allí se celebran, que con la presencia activa del padre del Rey, adquieren una repercusión que de otra forma no lograrían».
Estos amigos —aunque ya no forman parte de su entorno, «porque cuando le aconsejamos algo que no le gusta don Juan Carlos se enfada»—, muestran su «desconcierto», porque estaban convencidos de que visitaría —aunque fuese de incógnito— a Josep Cusí, de 88 años, su gran amigo y con el que ha mantenido desde los años setenta una relación «fraternal» y que padece una gravísima enfermedad.
Amigos del Rey abdicado atribuyen a Pedro Campos Calvo Sotelo «afán de notoriedad» y, sobre todo, «intereses de orden material»
Juan Carlos I y su familia mantienen también una relación de amistad con la esposa de Cusí, Inés Muiños, cuyo padre es un oftalmólogo reputado que operó a don Juan de Borbón y otros parientes del Rey. Familiares del empresario catalán trasladaron a los amigos del monarca abdicado que Josep Cusí deseaba que le visitase para «despedirse».
Las personas que en otros momentos de su vida fueron discretos y leales amigos consideran que es una «barbaridad» que Juan Carlos I regrese el 10 de junio a la regata del Campeonato del Mundo de Vela en la clase 6mR, en la que el Bribón es campeón desde 2019. Campos pretende que Juan Carlos I regrese de la misma forma que el pasado jueves, se aloje en su residencia y permanezca en la localidad pontevedresa los ocho días que dura la competición, lo que aseguraría así un seguimiento constante de los medios a través de la presencia del padre del Rey. No solo Campos, también convergen en ese interés los armadores de los veleros 6mR, empresarios y millonarios, que quieren fomentar la navegación en estos barcos, un modelo en el que han hecho importantes inversiones. El Rey abdicado, como reclamo. Los médicos, sin embargo, han aconsejado a Juan Carlos I que no regatee porque un «vuelco» o un «golpe de mar» podría lesionarle con serias consecuencias.
Sin embargo, y vistas las reacciones a su primer regreso desde Abu Dabi, tras más de 21 meses de expatriación, el próximo viaje del padre del Rey no podría volver a reproducir las escenas que hemos visto porque no es razonable que después de tanto tiempo regrese a España a navegar, un motivo que se considera banal dadas las circunstancias de la Corona, de España y del propio Juan Carlos I.
Este ambiente enrarecido envuelve el encuentro de hoy del anterior monarca en la Zarzuela, al que solo está asegurado que asistirán el Rey, su madre y, «posiblemente», según las fuentes consultadas, su nieta la infanta Sofía. Dadas las relaciones inexistentes con la Reina consorte, ninguna fuente se atreve a aventurar si se unirá a la reunión. No se espera, en principio, a las infantas Elena y Cristina. Sobre el encuentro, y hasta la tarde de ayer, se mantenía la decisión de no publicar testimonio gráfico, como adelantó el viernes El Confidencial.