Pedro García Cuartango-ABC

  • Este Gobierno ha perdido el contacto con la realidad

Se han escrito muchas columnas sobre la Comisión de la Verdad que pretende crear el Gobierno, por lo que es difícil aportar algo que no se haya dicho. Muchos periodistas apuntan que el Ejecutivo quiere controlar la información y amedrentar a los medios. Hay sobradas razones para pensarlo.

Ciertamente es insólito que los responsables de pilotar esa comisión sean personas que trabajan en el aparato de propaganda de La Moncloa, lo que resta toda credibilidad a ese engendro. Ellos se atribuyen la vigilancia de los profesionales de la información, de los medios y de las redes, pero la cuestión es quién les va a vigilar a ellos.

Lo que más me llama la atención de esta iniciativa no es el propósito de establecer la verdad desde el poder sino la ingenuidad de la pretensión. Es prácticamente imposible limitar la libertad de expresión, protegida no sólo por las leyes y la Constitución sino también por la pluralidad del sector y de la sociedad civil.

Amenazar la libertad de información es muy fácil en una dictadura, pero es muy difícil censurar a los medios de comunicación en una democracia parlamentaria que forma parte de la Unión Europea. Por muy listo y mucho poder que tenga Iván Redondo, jamás podrá amordazar a los periodistas.

Naturalmente el Gobierno niega este propósito y dice que cumple con una recomendación europea, pero eso es falso. No estaba obligado a un disparate de esa envergadura. Quienes se temen lo peor argumentan que la ambigüedad de la norma es un cheque en blanco en manos de Pedro Sánchez, lo cual es cierto, aunque la comisión esté condenada a la inanidad.

La explicación de lo que ha hecho el Gobierno es simple: pura estulticia, alimentada por la prepotencia del poder. El problema no es tanto la norma como que el Ejecutivo haya creído que se pudiera aprobar una cosa tan descabellada sin un masivo rechazo.

La Comisión de la Verdad sólo revela la ceguera de quienes mandan. Han perdido el sentido de los límites, como lo demuestra también la pretensión de que los miembros del Consejo del Poder Judicial fueran designados por la mayoría parlamentaria. Era obvio desde el primer momento que eso no se podía sacar adelante. Al menos, no en este país.

En lo que hay que poner el énfasis es en que este Gobierno ha perdido el contacto con la realidad hasta el punto de creer que se puede hacer cualquier cosa si se controla el BOE. No es así. Pedro Sánchez debería darse cuenta de que hay normas no escritas que son esenciales para que funcione cualquier democracia.

La Comisión de la Verdad es una metáfora del miedo del Ejecutivo a la prensa y de una forma de gobernar obsesionada por acallar las críticas. Los spin doctors de La Moncloa han hecho el ridículo. No van a conseguir nada y se han puesto en evidencia. Y eso que decían que eran unos genios.