EL CORREO – 11/04/15
· Los terroristas planeaban atentados contra políticos catalanes, sinagogas y locales regentados por judíos en Barcelona.
· El juez envía a prisión a siete de los once detenidos y ordena el ingreso en un centro de menores del joven de 17 años.
La célula yihadista desarticulada en Barcelona pretendía emular las ejecuciones de los terroristas del Estado Islámico. Planeaba el secuestro de una persona, degollarla vestida con un mono naranja y grabar el asesinato para difundirlo por las redes sociales. Los detenidos formaban parte de la ‘Fraternidad Islámica para la predicación de la yihad’, vinculada al Movimiento Yihadista Global, y pretendían hacer su ‘guerra santa’ no en Siria o Irak, sino en España. El grupo también había estudiado el secuestro de una directora de sucursal del Banco Sabadell para cobrar un elevado rescate con el que financiar sus actividades.
Los planes de los terroristas todavía estaban en una fase inicial porque no habían seleccionado a la víctima ni tenían lugar para esconderla, y ni siquiera habían comprado el mono similar a los usados en Guantánamo. Fuentes de la Fiscalía de la Audiencia Nacional confirmaron la existencia de este plan, pero el juez Santiago Pedraz no lo incluye entre los indicios delictivos recogidos en su auto y en el que ordena el ingreso en prisión de siete de los once detenidos el pasado miércoles en varias localidades catalanas cercanas a Tarrasa. El magistrado dejó en libertad a otros tres y dispuso el ingreso en un centro de menores durante seis meses del joven de 17 años también capturado en la redada.
El jefe y creador de la célula era Antonio Sáez Martínez, ‘Aali el peluquero’, propietario de la barbería ‘La Románica’ en Barberá del Vallés, centro de reuniones del grupo. Sáez estaba convencido de que «debían actuar sin piedad con los enemigos y tratarlos con extrema violencia para aterrorizarlos», según tenía anotado a mano en un libro sobre la yihad. La Fraternidad Islámica estaba dispuesta a seguir a pies juntillas los postulados de su líder, y como primera acción pensaban, según recoge el auto de Pedraz, «secuestrar a la directora de una sucursal del Banco Sabadell para financiar a la célula». La idea era de ‘Aali el peluquero’, pero el escrito del juez no da más detalles de la operación. Precisa, en cambio, que en el móvil de otro de los detenidos, Said Touay, había fotografías de objetivos: diez del hotel Catalonia Plaza, dos de la comisaría de los Mossos d’Esquadra en la plaza de España y una del centro comercial Las Arenes en la misma plaza.
En las reuniones, según la declaración de un testigo protegido, ‘Aali el peluquero’ propuso además atentados contra «sinagogas o locales regentados por judíos», así como contra las fuerzas de seguridad y el Parlamento de Cataluña. Incluso planteó llevar a cabo los ataques, según detalla el juez, «usando una furgoneta en la que fueran camuflados ellos con armas largas y granadas de mano». Otro de los detenidos, con el sorprendente nombre para un islamista radical de Jacob Orellana Casado, puso sobre la mesa, conforme al testimonio de testigos protegidos, la conveniencia de «atacar a peces gordos», en referencia al «asesinato de políticos y ataques a estamentos oficiales».
El ‘libro de cocina’
El grupo también había trabajado el capítulo de explosivos. El jefe de la célula fabricó un artefacto casero con ayuda del ‘Libro de cocina del anarquista’ y ya estaba en disposición de utilizarlo en un atentado. En el domicilio de Orellana los Mossos d’Esquadra hallaron, según el auto judicial, 25 sacos vacíos de diversos productos químicos, un saco de «un material de color amarillo, posiblemente azufre», y una bolsa de plástico con un polvo que resultó ser nitrato amónico.
El grupo, tras el fracaso del traslado a Siria de tres de sus integrantes porque fueron detenidos el 15 de diciembre pasado en Bulgaria cuando iban a enrolarse en las filas del Estado Islámico, decidió hacer la yihad en España, en especial en Cataluña. Aunque los planes para actuar no estaban muy avanzados, eran, según fuentes de la Fiscalía, los más desarrollados de todas las células desarticuladas en los últimos meses. Además, contaban con un arsenal de armas y explosivos apreciable.
La Policía catalana se incautó de una granada de mano, una pistola, dos escopetas, un cargador con 15 cartuchos y otros 237 proyectiles, una escopeta de balines con ocho cajas de munición, 22 cuchillos de todos los tamaños, un machete y una bayoneta. También se encontraron en los registros abundante material audiovisual, libros coránicos y textos yihadistas.
EL CORREO – 11/04/15