Ignacio Camacho-ABC
- Cuando pagues el recibo de la luz acuérdate de los enchufes del Gobierno. Para el año que viene, más de 1.200
Mientras tú pagas la electricidad a precio de beluga iraní -más lo que te cuesta la repercusión de la subida en los productos que consumes-, el Gobierno de Progreso continúa multiplicando los enchufes. Para 2022 ha consignado en los Presupuestos 1.252 puestos de confianza, un 11% más que en el presente año, que a su vez era ya un 35% más de los que había cuando Sánchez ocupó el sillón de mando. A los componentes de esa masa de personal eventual, contratado por designación directa, se le suele llamar asesores pero el término es inexacto; comprende desde chóferes o administrativos hasta técnicos superiores titulados, la llamada ‘fontanería’ ministerial, y luego está la pléyade de altos cargos. Eso sólo en el
Gabinete propiamente dicho, en los 23 departamentos que conforman el Ejecutivo. En total, un coste de 150 millones en salarios. ¿Te parece caro? Pues aparte hay que contar las empresas públicas y demás entes, observatorios, agencias y chiringuitos varios dirigidos por amigos y compañeros, cuando no parientes, del presidente y sus aliados. Cada organismo con su tropilla de directivos y subalternos estampillados al margen del correspondiente equipo burocrático.
Ése es el concepto del poder según la izquierda, aunque no sea por desgracia privativo de ella. La facultad discrecional de emplear gente cercana -«¡¡colócanos a tós!!»- y utilizar las instituciones como aparcadero de la clientela. Sin escrúpulo ético ni remordimiento de conciencia, por pura convicción de representar la ideología correcta. A mayor escala, esa misma idea sustenta la fe en la Administración como herramienta contra el desempleo. Mira los datos de la EPA de ayer y te darás cuenta de que una porción significativa del crecimiento de la contratación la has pagado con tus impuestos: en tasa interanual, el incremento en el sector público y en la empresa privada ha sido idéntico, un 4,4 por ciento. Y al tiempo que los trabajadores por cuenta propia, los autónomos, son en el último trimestre casi 50.000 menos, los efectivos laborales en nómina del Estado suben -más de 44.000- hasta rozar los tres millones y medio.
Pero el tamaño de las plantillas oficiales admite debate; al fin y al cabo se trata de servicios en su mayor parte. Lo que no tiene recibo alguno es la hipertrofia, rayana en la elefantiasis, de los negociados gubernamentales. Porque su desmesura, un auténtico desmadre, responde a un exclusivo designio político sin la menor relación con el interés objetivo. Es un mero antojo, una arbitrariedad, un capricho incompatible con el mínimo pudor exigible ante un panorama económico y social crítico. Y no hay manera de justificar ni de comprender el privilegio de ese círculo selectivo, de esa Cofradía del Santo Dedo sufragada con nuestro dinero. Recuérdalo cada vez que te rompas los cuernos para llegar a fin de mes sin más ayuda que tu propio esfuerzo.