Pedro García Cuartango-ABC
¿Hubieran actuado con el mismo rasero si una minoría hubiera proclamado de forma ilegal la independencia de Baviera?
Apunta José Blanco White en sus «Cartas a España» que le resultaba muy difícil entender los matices del inglés tras llegar a Londres, donde permaneció exiliado para huir de la persecución de Fernando VII. El escritor e intelectual sevillano, que falleció en Liverpool en 1841, cuenta que un buen día vio una llamativa inscripción en un local de Knightsbridge que rezaba: Cannon Brewery. Era obviamente una cervecería, pero Blanco White interpretó que era una fundición de cañones por la similitud de las expresiones.
Al Tribunal de Justicia de la UE le ha sucedido lo mismo. Ha sufrido una confusión espantosa al considerar el caso de Oriol Junqueras como una cuestión de respeto a los derechos individuales cuando lo que estaba en juego era la defensa del orden constitucional que este dirigente había pisoteado.
El líder de ERC no es un pobre sujeto que ha sufrido una vulneración de su inmunidad como europarlamentario, es un golpista que ha burlado la ley, que ha malversado fondos públicos, que ha desobedecido las advertencias del Constitucional y que ha sido condenado por sedición. Y que prosigue desde la cárcel en su estrategia de destruir la soberanía nacional.
No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que Junqueras encabezó las listas de ERC para blindarse de la acción de la Justicia cuando el Supremo le había sentado en el banquillo. Resulta incomprensible que el Tribunal de Justicia de la UE haya ignorado esta circunstancia.
El Tribunal considera que es mucho más importante salvaguardar los derechos de Junqueras que proteger al Estado español de unos golpistas que se jactan de no respetar la ley y que dicen que lo volverán a intentar. Esa ponderación de los diversos intereses en juego es sencillamente absurda.
La pregunta es tan obvia como inevitable: ¿hubieran actuado con el mismo rasero estos jueces si una minoría hubiera proclamado de forma ilegal la independencia de Baviera? La respuesta es no.
El fallo del Tribunal de la UE deja abierta la puerta a la impunidad de delincuentes y extremistas que siempre podrán presentarse a las elecciones europeas para huir de la Justicia. Esto no lo han entendido los responsables de esta desacertada y peligrosa sentencia.
Resulta muy inquietante que una institución judicial europea haya optado por proteger los intereses del independentismo, dejando desamparado a un Estado que aparece en todos los rankings como una de las mejores democracias del mundo.
Europa es mucho más débil desde ayer porque ya sabemos que la Justicia comunitaria se la coge con papel de fumar y abandona a un socio leal para defender a una minoría fanática que desprecia la ley. Pero si este fallo es un gravísimo error de concepto, peor serán sus consecuencias porque va a permitir la impunidad -que no inmunidad- de personajes como Puigdemont y Comin, que seguramente podrán volver a Cataluña para reírse de la legalidad vigente y convocar a la rebelión contra el Estado.