- Al fin y al cabo, con un Tribunal Constitucional encabezado por Cándido Conde-Pumpido y vistas sus últimas sentencias podrían decir que la Constitución no establece que el Congreso sea de diputados y, por tanto, un congreso de taxidermistas está legitimado para legislar. Y se quedarían tan anchos
Lo peor de tener un Parlamento que no puede aprobar nada relevante son las estupideces que se llegan a legislar. Y eso, además, permite decir al sanchismo que como han pasado media docena de leyes, el Parlamento legisla con normalidad. Algunos creemos que cuanto menos legisle un Parlamento mejor. La cantidad de leyes estúpidas que se hacen es infinita. Y las que son imprescindibles, como unos Presupuestos Generales del Estado, ni están ni se les espera, frase que dijo el general Sabino Fernández Campo al teniente coronel Tejero cuando le llamó precisamente desde el Congreso de los Diputados el 23F y preguntó por el general Alfonso Armada. Disculpen la digresión.
Nuestra Constitución establece con toda nitidez en el Artículo 8.1 que «Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.» Pues nada, este Gobierno se pasó el título octavo de la Constitución -como tantos otros- por el arco del triunfo y se inventó en junio de 2022 que nuestro Ejército del Aire es también del Espacio. Con un par y la bandera de Tafalla. Perdonen la comparación con los Estados Unidos, pero allí la Constitución establecía que había el Ejército y la Armada, la US Navy. Lógicamente, no existía la Fuerza Aérea cuando se redactó la Constitución. Pero con el respeto reverencial que tienen a su carta magna y para no modificarla, adscribieron nominalmente las Fuerzas Aéreas a la Navy. Aquí no se molestan en fruslerías así. Se contradice la Constitución y se emplea el texto de la misma como papel higiénico.
Como el Congreso sigue sin tener nada que hacer, o, para ser más exactos, es incapaz de aprobar nada bueno, ahora han tenido la brillante iniciativa de cambiar el nombre al Congreso de los Diputados. Según el artículo 66.1 de la Constitución, «las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado». No se puede decir con más claridad. Sospecho que los constituyentes, que eran gentes mucho más leídas y sensatas que la mayoría que hoy puebla esos escaños debieron creer que era conveniente especificar de qué era el Congreso. Había que especificar que era de los diputados para que no apareciese un listo como los que se sientan allí hoy y reivindicase la legitimidad para legislar que pudiera tener un congreso de taxidermistas. Al fin y al cabo, con un Tribunal Constitucional encabezado por Cándido Conde-Pumpido y vistas sus últimas sentencias podrían decir que la Constitución no establece que el Congreso sea de diputados y, por tanto, un congreso de taxidermistas está legitimado para legislar en la materia. Y se quedarían tan anchos. Pero hay que quitar del nombre a los diputados por la estúpida razón de que no se acepta el genérico masculino para referirse a ambos sexos. Eso prima sobre el fondo de especificar de qué es ese Congreso.
En una democracia normal, el Tribunal Constitucional declararía esta norma inconstitucional. Flagrantemente inconstitucional. Pero cada vez es más cuestionable que esto sea una democracia, no digo ya normal. Ni siquiera una democracia defectuosa. Esta España nuestra es cada vez más una autocracia en la que su gobernante se ocupa de tenernos entretenidos hablando de estas cosas mientras él se ocupa de mover los hilos para consolidarse. Como autócrata, claro.