Jesús Lillo-ABC

  • La diputada del PSOE duda de la constitucionalidad del pacto suscrito entre PP y Vox, por machista y misógino

Aunque se empeñe en lo contrario, quizá por su modestia, no hay que tomarse a la ligera las cosas de Carmen Calvo, cuya prolongada excedencia universitaria no le ha hecho olvidar unas lecciones de Derecho Constitucional que ahora actualiza sobre la marcha y en función de aquel debate constituyente que con pompa, circunstancia y desahogo anunció hace ahora dos años el ministro Campo, el de los indultos reconstituyentes. Voz autorizada y exégeta titulada de la Carta Magna, la diputada de Cabra dudó ayer de la legalidad y la constitucionalidad del acuerdo sellado en Valladolid entre el PP y Vox. ¿El motivo? La amenaza que representa para el feminismo, sacralizado como metáfora de la libertad pública y el progreso social. «La misoginia ha vuelto, y en Castilla y León el machismo se ha organizado institucionalmente», avisa Calvo, docta y empoderada. Pactar con Vox roza la inconstitucionalidad, por machista. Pactar con todos y cada uno de los partidos que dan por superada y finiquitada la Carta Magna, en cambio, se ajusta a Derecho. Con Unidas Podemos, porque las hembras del gineceo morado fueron libres para meterse en la alcoba del sultán; con ERC, porque sus cabecillas se limitaron a dar un golpe de Estado, que es masculino, y no una patada a la matria, y con EH Bildu porque apenas un 7 por ciento de los más de 800 asesinados por ETA fueron mujeres. En la Constitución que reescribe la profesora Calvo, los pactos que sella el PSOE son impecables.