- Habrá que admitir que la Constitución del 78 estaba pensada para una Transición pasajera que nos transportase desde la inicial democracia por ella instaurada hasta su destrucción a plazo una vez aparecido el abyecto humanoide capaz de llevar a cabo lo peor
Los últimos invasores de España son tipos viles que hacen de nuestro Gobierno el más abultado pero el más degenerado. Ni con sagrada paciencia cabe asimilar el día a día de la nación que ha dejado de ser grande sin tampoco resultar libre ni considerarse unida. Y me pregunto cómo es posible que nadie pueda o sepa hacer nada ni se decida o lance a lo que la Constitución mande o, por no prohibirlo, permita: el salvavidas del TC para decir lo que le salga de dentro a su presidente y méndigos que lo chaquetean.
Se lea como se lea y se interprete por quien se interprete, la ley suprema no puede carecer de recursos principales o secundarios, explícitos o subsidiarios, supletorios o analógicos para enervar el atraco a la patria por la espalda en plena noche obscura de su reputación; ni aunque lo sea sin armas. ¿Hasta cuándo indagando, instruyendo, declarando, interrogando, denunciando, proveyendo, informando, imputando, apelando, prorrogando…? ¿No se está cediendo tiempo y terreno al complot? ¿Es que solo los descabellos gubernamentales, el arbitrio legislativo y la alta voluntad del santo padre Sánchez están escudados por la Carta Magna? Para ese viaje sobraba el equipaje.
No puede ser que estos pandilleros que avasallan la nación lleguen a instalar en la crítica y oposición a más guerreros de los que coexistieron contra Franco y no vencieron. Mientras tanto, los antifranquistas resucitan al dictador y se lo apropian para copiarlo retocado y explotar la profanación de su tumba, sacar tajadas de la caja de muerto y repartir sus huesos. En el fondo Pedro delira con tener el poder de Franco para machacar al que no le adule y promocionar al que lo alabe. Menudo es el altanero elemento y socio preferente de Zapatero, especialista consultor en pago de afectos y cobro de desafectos entre baño y baño en La Mareta.
¿Pero por qué el deterioro no se para, sino que avanza, se expande y dilata frente a tantas asociaciones, corporaciones, instituciones, jefaturas, poderes, tribunales, procedimientos…? Habrá que admitir que la Constitución del 78 estaba pensada para una Transición pasajera que nos transportase desde la inicial democracia por ella instaurada hasta su destrucción a plazo una vez aparecido el abyecto humanoide capaz de llevar a cabo lo peor. Porque si nació como la más permisiva del albedrío, va a terminar amparando también deslealtades a la libertad hasta destruirse a sí misma consintiendo festines libertinos y lujuriosos de anarquía rebozados con sadismo y malignidad.
A quien no convenza mi razonamiento le pido me explique el enigma que ofrece la pasividad de la UE semicaduca y el abandono del restante mundo civilizado de donde nos echarán si nadie, optando por lo racional, no obra con el diligente sentido común que exigen las situaciones límites y dramáticas. No se concibe que la Comisión Europea haga la vista gorda, vuelva la cabeza y se desentienda de nuestra deriva totalitaria sin mover un dedo ni volársele el pelo a la estulta Von der Leyen, negociadora claudicada, reelecta apoplejada y frívola pareja de urnas del insensato Sánchez a quien cobija como cómplice y le abona el sueldo en votos salvadores de su desprestigio mientras aúlla la loba Ribera.
Inútiles, farsantes y cuentistas encarnan a los vivales y caraduras que ven desde la barrera la lidia a estoque de esta rajada España barbeando tablas en busca de un escape para huir cada ciudadano de nuestra personal brega contra las cuadrillas de enemigos de la cohesión, la democracia y el derecho. Porque si la sociedad del XXI no vale para evitar esta barbarie de asaltos a la división de poderes consolidada con prensa sin bozal y jueces soberanos, para qué financiar una UE empeñada, entre mil barrabasadas, en arruinar nuestro Estado y nuestro campo, ‘plaquear’ los infinitos pagos de olivar talado, informatizar la naturaleza, humanizar la vida animal, favorecer los incendios o arramblar con la espiritualidad cristiana y la tradicional alegre vida rural, festiva y folclórica tan enraizadas y compartidas en uniones de pluralidades locales.
Amén de tolerarle a nuestros representantes continentales el amasado de fortunas inmorales. Ahí están los lúbricos sueldos y carnales prebendas de los elegidos o designados para Europa y por Europa, que de altruismo y alma servicial andan más en cueros que faltos de ropa los gobernantes que hacen la matanza de la Constitución en la mesa ovoide del más cínico corrillo de porqueros desde los íberos, superando hasta a los hunos y su Atila a caballo; y convirtiendo el estrado circular del Congreso en circo virtual con carpa, pista, alambre, trapecio, dúos de payasos y jaulas de fieras humanas, más temibles que las inconscientes que campan ajenas a la supremacía tirana.
O habla alguien puesto serio con voz potente y timbrada para plantarnos ante estos monstruos de ministros y parlamentarios, o llegan al centenario de la Guerra Civil los exaltados y coaligados para conmemorarlo con nueva contienda que revierta la salida de aquella brutalidad ya por nadie memorizada. Y temo que sea lo que ronda en la mente y las pesadillas de quienes aún tienen edad de soñarlo hecho realidad. Poco me consuela que no sea la mía. España va mal. Muy mal. «Pedro Sánchez ha instalado el clima guerracivilista», confiesa Tomás Gómez recién entrevistado por este diario. Y faltan los mismos años que sin darle crédito llevamos sojuzgados por el desquiciado avaro y sus arrogantes secuaces. ¿Alguien lo podía imaginar en 2016? Ahí queda Venezuela. Y es la escuela del envarado rufián presidencial con Maduro de talismán y el séquito de pamplineros imitadores hundiendo América.
- Eduardo Coca Vita pertenece al cuerpo superior de Administradores Civiles del Estado