- Irán está cada día más cerca de desarrollar armamento nuclear y en esta hora se justifica plenamente que la respuesta al ataque iraní del pasado martes tenga como objetivo las plantas que desarrollan el programa nuclear iraní
El momento más interesante del debate del martes por la noche entre los dos candidatos a vicepresidente de los Estados Unidos llegó con la primera pregunta: «¿Apoyaría un ataque preventivo de Israel contra Irán si eso es lo que el primer ministro de Israel dijera que va a hacer?» El candidato demócrata, Walz, se fue por la tangente y simplemente no contestó. En cambio, el republicano, Vance, dijo que es Israel quien debe elegir su forma de actuar y que Estados Unidos debe respaldar lo que decida ese aliado.
Todo el mundo sabe que Hamás y Hezbolá son dos organizaciones terroristas que han sido creadas y financiadas por Irán. La novedad ahora es que Irán lance el ataque del pasado martes después de que Israel haya diezmado las infraestructuras de Hezbolá en el Líbano. Oficialmente el lanzamiento de más de 180 misiles balísticos es en respuesta a una muerte dentro de Irán. Pero es evidente que Teherán está poniendo en evidencia su apoyo a un grupo universalmente considerado como terrorista.
Irán se ha quedado sin sus dos representantes en las fronteras de Israel. Su única forma de actuar allí ahora es con ataques directos. Y eso hace inevitable que Israel deba responder. Cuando en abril sufrió un primer ataque en el que se puso de manifiesto la eficacia de su cúpula de hierro la Administración Biden presionó a Israel para que diera una respuesta contenida. Así lo hizo. Ya se ha visto para qué ha servido esa contención.
Esto de la lluvia de misiles no se puede convertir en algo normal o habitual. El que la cúpula de hierro sea tan eficaz no puede ser una excusa para que los israelíes vivan bajo la amenaza de los pocos proyectiles que logran superar esa fantástica barrera. Está visto para lo que ha servido la política de moderación con Irán practicada por el presidente Biden que no ha querido imponer sanciones ni al petróleo iraní.
En este contexto está más justificado que nunca que Israel ponga en su objetivo los centros de desarrollo nuclear de Irán. La República Islámica lleva muchos años dando pruebas de que un día empleará su armamento nuclear como forma de disuasión contra Israel y como amenaza contra cualquier intento de responder a los ataques de los proxies iraníes en suelo israelí. Irán está cada día más cerca de desarrollar armamento nuclear y en esta hora se justifica plenamente que la respuesta al ataque iraní del pasado martes tenga como objetivo las plantas que desarrollan el programa nuclear iraní.
No olvidemos el sepulcral silencio de todos los gobiernos árabes desde que Israel lanzó su ofensiva en el sur del Líbano. Casi ni el Gobierno libanés ha dicho nada porque Beirut no tiene ningún papel en esa parte del país ni capacidad para enfrentarse a la guerrilla de Hezbolá. Y una de las razones por las que se da ese silencio es porque los países árabes de mayoría suní saben que Teherán también les tiene en el objetivo. Y que un día podría emplear esas armas nucleares también contra ellos.