Tras varios portazos del PP en las narices, en forma de incumplimientos de lo firmado, Ciudadanos ha puesto el pie para evitar uno nuevo y ha optado por darlo él. Portazo o golpe en la mesa, el caso es que el partido de Albert Rivera cambia de estrategia: pasa de defenderse al contraataque. Ante la negativa a dimitir del presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, pese a que su pacto de investidura con los naranjas recoge en su primer punto la separación inmediata de cargos imputados –Sánchez declara el lunes como investigado por el caso Auditorio–, ayer C’s dio por roto el acuerdo en la región y anunció que emprenderá contactos con el PSOE, partidario de una moción de censura para derribar al presidente del PP. Rivera también buscará a los socialistas y a Podemos en el Congreso para sacar adelante las medidas anticorrupción que el PP rechaza cumplir.
«No descartamos ninguna solución para evitar el bochorno que supone para la región tener un presidente imputado y sin palabra. El PP ha roto el pacto de investidura. Los cuatro escaños de Ciudadanos no estamos dispuestos a permitir esta situación», dijo ayer Miguel Sánchez, portavoz de Ciudadanos en Murcia, tras la reunión con el presidente de la región.
Desde la dirección nacional apuestan no obstante por rebajar las expectativas y echar agua al fuego de la moción. «Es mucho avanzar», señalan. El PP gobierna en Murcia gracias al apoyo en la investidura de Ciudadanos. Los 22 diputados populares se quedaron a uno de la mayoría absoluta, por lo que firmaron un pacto por la regeneración y contra la corrupción con el partido de Albert Rivera. La participación de Ciudadanos es obligada para que una moción de censura pueda prosperar. Ayer, el PSOE ofreció a los naranjas un acuerdo para un Gobierno alternativo.
Desde la dirección nacional del PP reiteran su apoyo a Pedro Antonio Sánchez, descartan su dimisión y apuestan por aguantar el pulso a Ciudadanos porque, consideran, no terminarán apoyando una moción de censura. Una tesis bastante certera, ya que ésta es la última de las opciones para los de Rivera, que contemplan un adelanto electoral como mejor posibilidad que una moción junto al PSOE y Podemos.
Pese a que PP y Ciudadanos se esfuerzan por acotar la crisis institucional de Murcia a este ámbito autonómico, es sólo una muesca más en la compleja y tensionada convivencia política entre los dos partidos, jalonada de desencuentros. Rivera no quiere seguir a rebufo de Rajoy. Por eso, ha dado orden a su equipo de romper la cadena de los tiempos del PP que los maniataba y marcar, aunque sea por un tiempo indeterminado, ellos el ritmo.
En su gabinete consideran que ha llegado el momento de avanzar líneas y no permanecer como hasta ahora, con la imagen de socio desairado de sus pactos. Rivera ejerció ayer como punta de lanza. «El que quiera seguir aforado, que lo diga. Señor Rajoy dígalo: ‘Queremos seguir aforados los imputados del PP’. Dejen de ir en contra de los tiempos. No podemos tener un Gobierno que le toma el pelo a los españoles», sentenció en un acto con militantes en Zaragoza. El próximo miércoles, en la sesión de control al Gobierno, Rivera preguntará directamente a Rajoy: «¿Por qué se opone usted a la apertura de una comisión de investigación sobre la financiación irregular del Partido Popular?».
Esta nueva posición, además, supone ganar tiempo en un momento delicado en el que su influencia estaba quedando en entredicho. En Murcia, para ver si Sánchez o el PP rectifican y optan por la dimisión o el juez decide desimputarlo tras su declaración del lunes. A nivel nacional, para que los populares acepten limitar los mandatos, suprimir los aforamientos y crear una comisión de investigación sobre la presunta financiación irregular del PP –algo que los populares rechazan–, o si no pasar a la acción con PSOE y Podemos.
Los estrategas de Ciudadanos han cambiado el posicionamiento respecto al PP: del mensaje de «impulsar conjuntamente» ha pasado al de «que el PP se sume». «Lo único que espero es que el PP rectifique y en vez de ponerse en contra, en un rincón enfadado y no cumpliendo su palabra, se sume, porque al final va a salir [la comisión de investigación], y es mejor que estemos todos de acuerdo en que se ponga en marcha. En todo caso, saldrá adelante con el apoyo del PP o sin su apoyo», añadió ayer Rivera. «Si se suman, mejor, será más rápido. Si no, tendremos que sumar con otros. Me da igual con quién sumar, lo importante es suprimir los aforamientos». De momento, la mano tendida para impulsar reformas se ha convertido en puño. El PP pasa de socio a invitado.
Si bien a nivel nacional Ciudadanos no habla de romper el pacto con el PP, de facto lo considera superado. Así lo demuestra el hecho de que quiera reunirse la próxima semana con PSOE y Podemos para impulsar y aprobar la limitación a ocho años del mandato del presidente del Gobierno, la supresión de los aforamientos y la comisión de investigación de la financiación del PP. Las tres medidas que desoyen los populares. Tanto PSOE como Podemos son partidarios de ellas, si bien Irene Montero, portavoz de la formación morada, avisó ayer de que apuestan por una reforma de la Constitución más ambiciosa y pausada y no un cambio exprés como quiere Ciudadanos.
«Tendremos que ver las propuestas concretas que hacen. Seguramente impliquen la reforma de la Constitución y eso abre un camino también hermoso que tiene que ver con que si abrimos el melón de la reforma constitucional vamos a abrirlo en serio y no sólo para esta cuestión», dijo Montero. Esta disparidad de criterios puede suponer un punto de fricción para hacer causa común ante los intereses del PP. En todo caso, Miguel Gutiérrez, secretario general del grupo parlamentario y hombre de confianza del presidente de C’s, ha iniciado los contactos.
Que el pacto PP-C’s está en crisis y en peligro lo demuestra el marco de desconfianza entre ambos líderes. «Rajoy va en contra de los tiempos de regeneración que este país necesita. Ya dije que no nos fiábamos de él y ahora se está demostrando. Protege a los imputados por corrupción en vez de echarlos», acusó Rivera, quien deslizó una dura denuncia al preguntarse por las cosas que pueda saber Sánchez sobre la financiación del PP para que «nadie se atreva a decirle que se vaya» y para que Rajoy lo proteja «por encima de la estabilidad de la región».