La crisis del Régimen

IGNACIO CAMACHO, ABC 05/04/13

· El tiempo de actuar se está acabando. Urge poner en marcha la tercera Transición antes de que se desencadene sola.

Ya no hay modo de autoengañarse: estamos ante una crisis de régimen, un colapso institucional sobrevenido a partir de la recesión. La imputación de la Infanta, justa o injusta, representa el punto de no retorno en el resquebrajamiento del sistema constitucional del 78, cuyas estructuras básicas han quedado amenazadas por el desplome de la confianza social y la ausencia de verdaderos liderazgos públicos. La economía podrá tal vez reponerse de su larguísima parálisis a mayor o menor plazo, pero la avería sistémica no se va a arreglar por sí sola sin un tratamiento reformista que no admite más demoras.

Está en cuestión el papel de los partidos, el modelo de las autonomías, la credibilidad del vínculo representativo, el Estado del bienestar, la honestidad de las instituciones y hasta la reputación de la magistratura moral de la Corona. La cultura política de la Transición ya no es hegemónica y queda pendiente su ensamblaje con la mentalidad de las generaciones crecidas bajo su influencia. El problema interpela a toda la comunidad pública. No ha lugar para los pretextos, ni siquiera el de la perentoria situación socioeconómica. El desafío nacional ya no consiste en reducir el déficit o arrancar la maquinaria productiva; la prioridad es evitar que se venga abajo el marco de convivencia, el gran logro ahora cuarteado de la refundación democrática.

Este riesgo de ruina viene agravado por el bloqueo de los dos grandes agentes políticos tradicionales, superados por los acontecimientos y atacados desde dentro por una carcoma autodestructiva. El Gobierno, embarrancado en su lucha contra el deterioro económico, ha olvidado o preterido la imprescindible agenda de reformas políticas y administrativas que demandaba su mayoría absoluta. La oposición socialdemócrata se ha sumido en un síncope autista que cuestiona su identidad moderada y la arrastra al coqueteo con la wiki-izquierda. Está fallando la cohesión transversal, el consenso básico que ha sostenido al Estado en los últimos treinta años y no hay en los principales líderes audacia ni generosidad ni energía para recomponer unos puentes que de caerse acabarán arrastrándolos a todos. El tiempo se está acabando; si no surge pronto una iniciativa común para emprender —desde el centro-derecha y el centroizquierda— la rehabilitación del sistema, éste se va a desmoronar con un estrépito de escombros. Y hay que empezar por la propia monarquía, la clave de bóveda sin la cual se desajustarán los pernos de la unidad territorial, el arbitraje social y la estabilidad política.

Quienes aún crean que es posible remodelar y rejuvenecer la arquitectura jurídica de un régimen agrietado pero todavía útil han de ponerse de acuerdo con la máxima urgencia. Ya no valen paliativos porque el vértigo de la Historia es muy difícil de encauzar. Se trata de poner en marcha la tercera Transición antes de que se desencadene sola.

IGNACIO CAMACHO, ABC 05/04/13