- Los ‘indepes’ de Esquerra aceptan apoyar los Presupuestos del 2022 a cambio de introducir el catalán en el 6% de las plataformas audiovisuales
En torno a 1212, según la leyenda, una muchedumbre de niños famélicos quiso llegar a Tierra Santa en la que se conoció como la última y más aberrante de las Cruzadas. Alcanzaron las costas de Marsella e incluso Córcega, donde permanecieron varios días rezando, en la convicción de que si insistían mucho el mar les abriría sus aguas y podrían llegar a Jerusalén. Pero el Mediterráneo se les resistió y acabaron vendidos como esclavos a los sátrapas de la región. Fin de la historia.
La infantilización de la política española da para encontrar los precedentes más insólitos. Los indepes de Esquerra aceptan apoyar los Presupuestos del 2022 a cambio de introducir el catalán en el 6% de las plataformas audiovisuales. Bildu hace lo propio si reproducen el euskera en los dibujos animados para los niños de Navarra. Desconozco qué variante infantil se aplicará en Cantabria, en Levante y menos aún en Canarias; un diputado cada una. Entre todos logran la mayoría que necesita el Gobierno para sacar adelante sus presupuestos de 2022.
Ni nuestro caso es el de las mesnadas de niños castigados por las grandes hambrunas del siglo XIII, ni somos capaces de desentrañar cómo se van a repartir los Fondos Estructurales de la Comunidad Europea. La única convicción es que nos están engañando, pero no tenemos la certeza de hasta dónde. Si afirmáramos que los 37.000 millones europeos tienen visos de acercarse al manido cuento de la lechera tengo mis dudas sobre quién hará el papel de moza con cántaro.
El campo de la política no se juega en nuestro caso ni en los parlamentos ni en las urnas, sino en los medios de comunicación y esto ha llegado tan lejos que incluso algunos diarios digitales han incorporado los tuits de las redes a la información cotidiana. Un fulano -añadir “o fulana” sería políticamente incorrecto- escribe un tuit y el digital lo convierte en titular “brillante y agudo”. Así llegamos a que la realidad sea lo que no aparece en las pantallas ni en las redes. El presidente Sánchez acaba de ser condenado por el Supremo a pagar por hacer propaganda electoral en plena campaña del 2019. Muy sencillo. Los edecanes se pusieron en contacto con ese voraz cronista de partidos de fútbol, Antonio G. Ferreras y La Sexta ya tenía “una exclusiva”; luego evítese dar noticia de la sentencia sobre la manipulación electoral y todo quedará como no sucedido. Abstenerse por supuesto de citar nombres y el medio donde se cometió la extorsión. Cabe protegerse. Y además hay tantas.
El campo de la política no se juega en nuestro caso ni en los parlamentos ni en las urnas, sino en los medios de comunicación y esto ha llegado tan lejos que incluso algunos diarios digitales han incorporado los tuits de las redes a la información cotidiana
Un tópico convertido en doctrina de arrebatados asegura que perro no come perro. Aunque carezco de interés por comprobarlo me da por pensar que no es cierto. Los perros comen lo que les echen y más si tienen hambre; excepción hecha de los de compañía, que son gastrónomos por carecer de necesidades perentorias en ese campo. Estamos forzados a cambiar ese discurso. Los mentirosos se indignan cuando alguien les señala que mienten.
Pere Rusiñol, un antiguo periodista del fenecido diario Público fue despedido en el enjuague mafiosillo que ejecutó el empresario Jaume Roures para clausurar el periódico, quedarse con la cabecera, liquidar al personal, volver a reaparecer “en digital” y ejercer de agente artístico de Pablo Iglesias Turrión. Rusiñol le calificó de “estafador” y tras mucho abogado y mucho gasto, al fin el Supremo le ha dado la razón y ha dejado el honor de los Prizzi un tanto desvalorado. Pero no preocuparse, porque se aplica el falaz “perro no come perro”, y apenas se ha enterado nadie además del periodista que venció en los tribunales de justicia a un estafador mediático.
Lección a resaltar y que no saldrá en ningún tuit: hay una fórmula infalible y letal para llevar al ostracismo a quien ni es perro ni se ha planteado nunca si es comestible -en Vietnam y algunas zonas de China es una exquisitez en su raza más sabrosa; yo lo hubiera catado pero hube de conformarme con serpiente-. Pido disculpas si alguien se siente agraviado, aunque me resulte incomprensible que haya que “visualizar la coexistencia entre los pastores y los lobos”, último mantra urbano que amenaza convertirse en ley.
El método para fundirte en negro consiste en ponerte una demanda de alto calibre. Ganes o pierdas te dejarás media vida para pagar a tus abogados y eventualmente a los suyos; al poderoso no le cuestan nada, sus letrados ya están a sueldo de la empresa. Además, le consiente presentarse como respetuoso ante las leyes, al menos de las que le protegen. Anonada pensar en la singularidad de Al Capone que fue detenido y encarcelado por el delito nada sanguinario de defraudar al fisco.
La inmersión lingüística debe ser únicamente en catalán, para eso es inmersión, que tiene por objetivo hundirse en un elemento único, como los ahogados o los submarinos
La apelación a la Cruzada de los Niños se ha vuelto una argucia cotidiana, siempre presente en la vida política. La inmersión lingüística debe ser únicamente en catalán, para eso es inmersión, que tiene por objetivo hundirse en un elemento único, como los ahogados o los submarinos. El representante de la Generalitat del ramo asegura que desde 2005 sólo 80 familias han pedido respetar las proporciones que marca la ley sobre la convivencia lingüística.
Es posible, pero hay un puñado de gente mayor a quienes nos viene a la memoria que durante el franquismo también era posible casarse por lo civil, pero se olvida apuntar la cantidad de trámites humillantes que exigían para hacerlo válido al menos sobre el papel. Recuerdo uno especial, la apostasía. Un cura debía avalar con su firma que el presunto aspirante a la normalidad civil abjuraba de la religión católica, apostólica y romana. Para no entrar en aquella vorágine de profesiones de fe y referencias al averno, lo más sencillo consistía en aceptar la querencia social que había impuesto el Régimen.
En este caso la Generalitat. Entiendo que se renuncie a esta pelea social y políticamente arriesgada por más que se trate de humillar y homogeneizar. Nadie te impedía ser un laico doméstico y hasta opositor si lo mantenías en la intimidad de tu deteriorada conciencia, pero debías cuidarte de hacerlo público. Ayer era así, ahora cambian los dioses pero los ritos continúan. Si ponen en duda nuestras creencias, duro con el pagano.
Los historiadores más recientes aseguran que la legendaria Cruzada de los Niños del año 1212, no fue otra cosa que una acumulación de desgracias. La sequía había provocado una hambruna tal que sólo los milagros podían aliviar la desesperación. Luego vino una torpe y utilitaria traducción del latín que convirtió en niños fervorosos lo que no eran sino familias desahuciadas.