Tonia Etxarri-El Correo
Rebajando un peldaño la unilateralidad. Cediendo poder a las autonomías. Del mando único a la ‘cogobernanza’. Es así como Pedro Sánchez pudo salvar su cuarta prórroga del estado de alarma. ‘In extremis’. Gracias a Ciudadanos y al PNV.
Desde que empezó el confinamiento forzoso, el presidente del Gobierno ha ido cosechando mayor número de críticas y menor apoyo. Sacó adelante su primera prórroga sin ningún voto en contra (vale la pena recordarlo) pero se ha ido ganando la desafección y el rechazo hasta los 75 votos negativos y 97 abstenciones de ayer. Los apoyos de Ciudadanos y el PNV maquillaron su soledad. Salvó la papeleta en una de las votaciones más difíciles de su incipiente legislatura.
El PP no buscaba hacer decaer el estado de alarma. Tampoco tumbar al Gobierno. Entre otras cosas porque Casado no tiene suficientes apoyos para sacar adelante una moción de censura. El dirigente popular venció las presiones internas y externas y escenificó su rechazo a la pésima gestión del Gobierno de Sánchez .
Con un discurso del ‘no’ pero con un voto de abstención. Un aviso para que el presidente cambie de actitud. De hecho, Sánchez anunció (cuando ayer ya casi rozábamos el saldo de 26.000 muertos) que en breve declarará una jornada de luto oficial. Una petición sobre la que ha venido insistiendo el presidente del PP.
La próxima vez, si la hubiera, el voto del PP ya será negativo. Veremos si la cuarta es la última prórroga. Si Inés Arrimadas insistía en explicar que su voto afirmativo no era de investidura fue porque su cambio de posición había provocado una fuerte crisis interna que derivó en un goteo de bajas ilustres. Como reflejo del descontento de quienes temen que Ciudadanos se quede en tierra de nadie y acabe fagocitado por el PSOE. Donde está Ciudadanos no suelen caber los secesionistas. Al PNV no le resulta cómodo coincidir con un partido tan contrario al Cupo, que en la próxima campaña electoral vasca irá en coalición con el PP. Pero el PNV, a diferencia de Sánchez, tiene un doble plan: la recuperación de las competencias perdidas y las elecciones autonómicas en julio. Al PNV le interesa que el fin del estado de alarma llegue cuanto antes. Ayer votó a favor. Esperando que sea la última. Lo viene reclamando Urkullu desde hace semanas. Garantizar el funcionamiento de unas elecciones, como se ha comprometido Sánchez, parece un contrasentido si prevalece el estado de alarma. Aunque sea jurídicamente compatible con el ejercicio del derecho a votar. Hay otras alternativas al estado de alarma. Las leyes de salud pública, por ejemplo. Dan margen al Gobierno sin necesidad de que esté confinada toda la población. Con ese marco seguiríamos protegidos pero más libres. De eso se trata, ¿no?