Jorge Fernández, LA RAZÓN, 11/9/11
Hablar de inmersión lingüística en Cataluña es especialmente delicado porque es un debate lleno de pasiones, de dogmas, y muy necesitado de pacificación, de razonabilidad y de respeto
La inmersión lingüística es una técnica de aprendizaje de una lengua que, evidentemente es buena y positiva en la medida en que como toda técnica esté sometida al cumplimiento de los objetivos que se pretenden y también a los límites éticos y legales que toda técnica tiene impuestos.
La técnica de inmersión lingüística, obviamente, también tiene sus límites y son de carácter legal, como es obvio, y también debe tener muy presente los derechos y libertades individuales. Si lo que se pretende es conseguir que a nivel social en una determinada comunidad, una lengua sea conocida, dominada y usada por la población con absoluta normalidad, es también un buen instrumento, pero deberá ajustarse a los límites que expusimos antes.
Todas estas consideraciones las traigo a colación para intentar acercarnos a este proceloso debate acerca de la inmersión lingüística en Cataluuña desde la razonabilidad, y no desde la pasión y el dogmatismo como dicen. Soy muy consciente de que en el año 1978 era preciso un apoyo muy especial a la lengua catalana, que es evidente, que estaba en una posición de clara inferioridad respecto al castellano, y muy necesitada de todo tipo de apoyo para su normalizacion.
Desde entonces, han transcurrido casi 30 años y la fortisima inversión de todo tipo efectuada en favor del catalán, de forma muy particular en el sistema educativo, ha dado como resultado que en estos momentos la lengua catalana no sólo corra ningún peligro, sino que goce de muy buena salud, y su conocimento y uso esté plenamente normalizado.
Así las cosas, creo que es razonable pensar si es necesario seguir aplicando la misma técnica de inmersión, con el catalán como única lengua vehicular, cuando su conocimiento y uso está plenamente garantizado y normalizado. Planteo la siguiente reflexión: ¿es razonable que la lengua materna de más del 50% de los catalanes –que es el castellano– que además, es lengua oficial, tenga en el sistema educativo catalán el mismo tratamiento que una lengua extranjera? Creo sinceramente que no, y no creo que padezca ni la cohesión social de Cataluña, ni la vitalidad, ni pujanza del catalán porque algunas asignaturas troncales del sistema educativo sean impartidas en castellano. Para concluir, en un Estado de Derecho, las leyes las elaboran los parlamentos y las interpretan y aplican los tribunales de justicia.
El respeto a la Ley y a los tribunales de justicia es condición necesaria para una conviviencia democrática y civilizada. Por último, en el mundo global en el que vivimos, el debate sobre el bilingüismo o la inmersión creo que está superada por la necesidad de ir a un modelo trilingüe. En Cataluña, es preciso enseñar en catalán, castellano y en inglés. Con el catalán como lengua vehicular sí, pero también en castellano y en inglés, porque nos jugamos el futuro.
Jorge Fernández, LA RAZÓN, 11/9/11