José Mari Alonso-El Confidencial
El encuentro internacional organizado para escenificar la disolución de la banda no realiza ninguna crítica a ETA, a quien califica de «grupo», y alude a «todas las víctimas del conflicto»

El minuto de silencio en honor a «todas las víctimas del conflicto» con el que se ha dado inicio a la cumbre ha dejado entrever la orientación del encuentro celebrado en la localidad francesa de Cambo-les-Bains para escenificar la disolución de ETA, donde la terminología empleada ha estado en sintonía con el diccionario de la banda terrorista. No ha hecho falta disimular y la dialéctica de ETA ha estado muy presente. Por utilizar sus términos y su retórica, el abogado sudafricano que lidera el Grupo Internacional de Contacto (GIC) que impulsa esta cita, Brian Currin, no ha dudado en calificar a los etarras encarcelados, muchos de ellos con delitos de sangre, de «presos políticos«. Incluso, en la declaración suscrita para acompañar al adiós de ETA se llega a denominar a la banda terrorista «grupo».

Así, apenas han faltado cinco minutos para que aflorara el verdadero sentido de una cumbre que había despertado recelos en el País Vasco por las dudas que existían sobre las intenciones que perseguía. Ni el lehendakari Iñigo Urkullu ni la presidenta de Navarra, Uxue Barkos, han avalado con su presencia esta cita organizada para reconocer a ETA su decisión de disolverse y para advertir de que ese «conflicto» en el que se ha amparado la banda terrorista para justificar su existencia continúa vigente. No ha habido en Currin ningún reproche a ETA. Tampoco alusiones específicas a la muerte y sufrimiento provocado con su sanguinaria trayectoria de casi seis décadas que ha dejado más de 850 asesinados. Todo lo contrario. Su mensaje ha estado orientado en esencia a poner de manifiesto que «el proceso de paz no está acabado«, con críticas a la actitud del Gobierno español y con la advertencia de que es necesario «resolver» la cuestión de «los presos políticos» para alcanzar la paz. «No se puede abordar el proceso de paz sin resolver esta cuestión«, ha alertado.

Ahora, con ETA disuelta, no desaparece el proyecto por el que nació: la segregación de España algo que, como ha remarcado Currin, va a continuar hacia adelante. «La acción a favor de la independencia del País Vasco va a seguir adelante de forma democrática», ha señalado. El de Currin ha sido un discurso muy elocuente de quien ha actuado de mediador de ETA con la organización de la Conferencia de Aiete en 2001 que derivó en 2011 en la declaración del fin de la actividad armada y ahora con el encuentro que escenifica la defunción.

Significativa ya era de por sí la denominación que han dado a la cumbre sus organizaciones, el Grupo Internacional de Contacto y los organismos Foro Social Permanente y Bake Bidea: ‘Encuentro Internacional para avanzar en la resolución del conflicto en el País Vasco’. La conferencia ha estado amparada a nivel internacional por el ex primer ministro irlandés Bertie Ahern, el histórico líder del Sinn Fein Gerry Adams, Jonathan Powell, quien fuera jefe del gabinete del ex primer ministro británico Tony Blair, el tres veces candidato a la presidencia de México Cuahtémoc Cárdenas y el exdirector general del Fondo Monetario Internacional Michel Camdessus.

Las calificaciones de «día histórico y de celebración» se han sucedido en presencia del histórico etarra ‘Antxon’, Rufi Etxeberria, Rafa Díez y Arnaldo Otegi

Las calificaciones de «día histórico» o «jornada de celebración» se han sucedido en todos y cada uno de los discursos, donde ha estado ausente todo atisbo de crítica a una ETA que ha estado presente en el encuentro a través de algunos de sus rostros en el pasado, como el histórico dirigente Eugenio Etxebeste, ‘Antxon’. No han faltado tampoco algunos líderes ‘abertzales’ condenados por su relación con la banda terrorista, como Rufi Etxeberria, Rafa Díez Usabiaga o Arnaldo Otegi. El ahora líder de EH Bildu ha estado sentado junto al presidente del PNV, Andoni Ortuzar, que ha encabezado una representación ‘jeltzale’ al más alto nivel.

En la Villa Arnaga, lugar que ha abrazado el cierre de ETA, se ha aludido en varias ocasiones al término «presos políticos», se han sucedido las «felicitaciones» por el paso dado por ETA y se han multiplicado los llamamientos al Gobierno español para resolver la cuestión de los cerca de 300 etarras que permanecen encarcelados en prisiones españolas y francesas. Ha habido alguna alusión al sufrimiento de las víctimas, sí, pero en su conjunto, a todas las del «conflicto», sin hacer especificaciones, sin referirse expresamente a la larga lista de damnificados que deja ETA en su camino.

Tras los agradecimientos, los reproches. Pero a los demás, con el Gobierno de centro de las críticas por «no haber desarrollado el diálogo» con «el grupo»

La cumbre ha alumbrado la denominada ‘Declaración de Arnaga’, suscrita por los representantes internacionales presentes, que constituye el epitafio de ETA. Y el texto parte de una premisa controvertida al «saludar» la declaración de ETA del pasado 20 de abril en lugar de la declaración de este jueves de la disolución. ¿Por qué? En su penúltimo pronunciamiento la banda terrorista reconoce su parte de culpa en el «sufrimiento» generado y pide perdón a su manera, de forma selectiva, mientras que no hay nada de esto en el comunicado final de la banda terrorista, donde ni siquiera hace mención a las víctimas. Así, en base a la anterior declaración, la cumbre pone en valor el hecho de que «el grupo [que no banda terrorista] reconoce los sufrimientos que ha ocasionado y apoya el trabajo de reconciliación que queda por llevar a cabo«.

En su despedida ETA no ha pedido perdón ni ha hecho autocrítica y mucho menos ha mostrado su disposición a colaborar con la Justicia para esclarecer los cerca de 400 asesinatos que quedan pendiente de autoría. La declaración avalada a nivel internacional que cierra el ciclo de ETA viene en cierto modo a pedir a la banda terrorista que asuma sus errores, pero sin alusiones directas. «Todas las partes deben ser honestas con el pasado». También de forma genérica se alude a la cuestión de las víctimas, a quien dedica una mínima alusión. «Debe haber más esfuerzos para reconocer y asistir a todas las víctimas«, expone para, a continuación, reclamar a ellas «un espíritu de generosidad para curar las heridas y reconstruir una comunidad compartida». Todo por la «reconciliación» a la que apela el texto.

Por lo demás, muchos agradecimientos y reconocimientos a la banda terrorista, que ha «mantenido su palabra» tras la conferencia de Aiete, en San Sebastián, de octubre de 2011 y que sirvió de pista de aterrizaje para que ETA decretarse tres días después el fin de su actividad armada. «ETA respondió a nuestro llamamiento publicando una declaración de cese definitivo de todas sus actividades armadas. Desde entonces ha mantenido su palabra y no ha habido más violencia. El año pasado fue más allá y llevó a cabo su desarme completo. Reconocemos estos pasos históricos y les damos una calurosa bienvenida», sostiene la declaración avalada por los representantes internacionales, buena parte de los cuales estuvieron presentes en el encuentro de hace seis años y medio.

Y tras los agradecimientos, los reproches. Pero a los demás, con el Gobierno español como gran referente de las críticas por «no haber desarrollado el diálogo» con «el grupo [ora vez]». Y es que el «grupo» es como califica en varias ocasiones a ETA una declaración envuelta en la dialéctica y la terminología de la banda terrorista. No faltan las cuestiones de los presos y la de las «personas huidas», que constituyen «asuntos importantes que aún están por resolver» para llegar a la paz en el País Vasco. «Hacen falta esfuerzos duraderos para llegar a una total normalización de la vida cotidiana y política en la región», apunta. Y, a este respecto, lanza otro reproche al Ejecutivo de Mariano Rajoy: «Recurrir solo a medidas de seguridad y prisión es raramente eficaz».

El «grupo»: así es como califica en varias ocasiones a ETA una declaración envuelta en la dialéctica y la terminología de la banda terrorista

Con el fin de ETA desaparece el «último grupo armado» en Europa. «Es un momento histórico para toda Europa», exalta el texto para poner de manifiesto que, de cara al futuro, «tenemos por delante un proceso de reconciliación» que «requiere de mucho tiempo» toda vez que hay «heridas profundas que perduran y familias y comunidades permanecen divididas». «Hoy es un buen día para el País Vasco, España, Francia y toda Europa. un día para celebrar. Esperamos que más temprano que tarde, con el esfuerzo de todos, una solución global, justa y duradera se alcanzará en el País Vasco. Esperamos que este ejemplo lleve esperanza a todos aquellos que se enfrentan a conflictos aparentemente sin solución en otras partes del mundo», concluye una declaración que ha puesto la alfombra roja a ETA para firmar el final que deseaba.