EL MUNDO – 03/06/16
· Acerca la posibilidad de otras elecciones al mantener su veto a los presupuestos.
Los independentistas catalanes de Junts pel Sí y la CUP siguen sin ponerse de acuerdo sobre los presupuestos de la Generalitat, y cada vez más dirigentes de Convergència apuntan en privado a un nuevo adelanto electoral para el próximo otoño. La reunión de ayer, en la que ambas partes se intercambiaron propuestas, no sirvió de nada: los anticapitalistas insisten en que el Govern debe retirar sus cuentas y presentar unas nuevas si quiere contar con su apoyo para aprobarlas.
Oriol Junqueras, líder de ERC, asumió desde el principio de la legislatura las funciones de vicepresidente de la Generalitat y de conseller de Economía. Como tal, estaba seguro de convencer a la CUP de la necesidad de aprobar unos presupuestos. Pero los 10 diputados del partido antisistema –que hace una semana definió su acuerdo de estabilidad con Junts pel Sí como «papel mojado»– ya demostraron cuando defenestraron a Artur Mas que son duros negociadores, y ahora tampoco dan su brazo a torcer.
Junqueras mantenía su optimismo ayer por la mañana, cuando se reunió con los principales sindicatos y patronales catalanas para presentarles las cuentas del Govern. Tras esa reunión, se mostraba «convencido» de que la oferta que preparaba para el encuentro posterior con la CUP sería «bien acogida» y de que el acuerdo era «posible».
«No estamos votando los presupuestos de forma definitiva. Querríamos que, por un sentido de calidad democrática, fuera posible que el Parlament los pueda debatir y pueda haber una tramitación para mejorarlos en los aspectos que sean mejorables», decía Junqueras, que ve peligrar incluso que las cuentas se admitan a trámite en la sesión parlamentaria de la semana que viene.
Junts pel Sí se presentó a la reunión definitiva de la tarde con sus mejores hombres. Puigdemont y Junqueras trataron de convencer a diputados y dirigentes de la CUP, en los despachos nobles del Parlament, de que un no a los presupuestos pone en peligro el proceso soberanista. Los 10 escaños que ocupan los antisistema en la Cámara son imprescindibles para que los independentistas obtengan la mayoría absoluta.
Pero tras dos horas de negociación la CUP no se movió. La diputada Anna Gabriel –a quien acompañaron otros tres parlamentarios del partido y dos dirigentes del secretariado nacional– sostuvo que es imposible cualquier acuerdo si el Govern no retira la propuesta actual y presenta una nueva, algo que Junqueras ya ha dicho que no va a hacer.
«Tenemos ganas de que esta legislatura tenga unos presupuestos que caminen hacia la independencia, que no tengan miedo del conflicto con el Estado. Pero no es así y la enmienda se mantiene», dijo sobre el veto de la CUP a las cuentas, que se suma al que han presentado todos los grupos de la oposición.
«Con unas mejoras no era suficiente, queríamos trabajar juntos con Junts pel Sí en una nueva propuesta», añadió Gabriel sobre las ofertas que Junqueras puso sobre la mesa para tratar de convencerles.
Esas modificaciones incluían subidas de impuestos, recuperar la gestión pública del agua –cuya privatización el Tribunal Supremo declaró nula– y medidas de cariz «social», como aumentar la dotación de la Ley de Dependencia, ampliar las bonificaciones en transporte público para personas en paro o mejorar la cobertura de los ambulatorios.
En materia de enfrentamiento con el Estado, Junqueras se comprometía a incluir en los presupuestos los impuestos sobre depósitos bancarios y centrales nucleares, ambos suspendidos por el Tribunal Constitucional. La versión actual de las cuentas ya incluye 100 millones de euros para desarrollar «estructuras de Estado» como la Hacienda propia y el Departamento de Exteriores.
Pero la CUP se presentó a la reunión con una contrapropuesta mucho más ambiciosa. Con un texto escrito con su habitual retórica, los antisistema plantean unos presupuestos para «acabar con el autonomismo». Los principales puntos abarcan bajar el IRPF a las rentas bajas y aumentarlo a las altas –un 2% más a partir de los 60.000 euros–; «desobedecer» el tope de déficit «impuesto» por el Gobierno –mediante la fórmula de incluir «ingresos ficticios»–, y convocar un referéndum «al estilo griego» para decidir si hay que pagar o no la deuda pública de la Generalitat.
Además, proponen aumentar las tasas de Patrimonio y de Sucesiones, revertir privatizaciones, paralizar el complejo de BCN World y rebajar los sueldos a los altos cargos.
EL MUNDO – 03/06/16