EL MUNDO – 27/11/15
· El partido antisistema no quiere que mantenga la potestad de convocar elecciones.
· La última propuesta de Artur Mas a la CUP para que el partido anticapitalista acceda a prestarle los votos que necesita para la investidura también ha sido rechazada.
· La CUP interpreta que el comunicado que Junts pel Sí hizo público ayer en realidad constituye «la misma oferta» que ya recibió un no durante el último debate de investidura.
Además, fuentes de la CUP aseguran que «no se esperan cambios» en la situación tampoco en la próxima semana. Y, como el viernes 4 empieza la campaña de las elecciones generales, todo apunta a que la investidura no se planteará hasta después del 20 de diciembre.
El problema es el mismo que existía ya la noche electoral, de la que hoy se cumplen dos meses. La CUP prometió durante toda la campaña que no investiría a Mas, y Junts pel Sí (la efímera coalición que unió para los comicios catalanes a Convergència y Esquerra) se niega a proponer a otro candidato de entre sus diputados.
Junts pel Sí profundizó ayer en su oferta de un Govern «de transición» con un solo presidente y tres «comisiones de gobierno» que trabajarían de forma colegiada con el jefe del Ejecutivo. Oriol Junqueras, que sería el vicepresidente, dirigiría una de ellas, y Raül Romeva y Neus Munté se encargarían de las otras dos. Mas se sometería a una cuestión de confianza en 10 meses.
El problema para la CUP es que, con esta fórmula, Mas seguiría conservando la potestad exclusiva de convocar elecciones, que la ley reserva a la figura del presidente. Los anticapitalistas no se fían del proverbial tacticismo de Convergència, y no quieren que los tiempos de la legislatura, que Junts pel Sí ha planteado como la última autonómica, queden en sus manos.
De hecho, en la propuesta se especifica que el presidente de la Generalitat mantendría «sus atribuciones propias», a pesar de delegar poder en sus tres lugartenientes. Según esa oferta, Junqueras –líder de ERC– asumiría la comisión delegada de Economía, y las otras dos comisiones de Govern serían las de Asuntos Institucionales y de Exteriores, que recaería en Raül Romeva (número uno simbólico de Junts pel Sí en las elecciones catalanas), y la del Estado de Bienestar, que sería para Neus Munté (dirigente de Convergència y vicepresidenta en funciones de la Generalitat).
Junts pel Sí intentó por esta vía tentar a la CUP de cara a la asamblea que la formación antisistema celebrará el domingo en Manresa (Barcelona). En ese encuentro se debatirá acerca de las cuatro posibilidades sobre la investidura que están ahora mismo sobre la mesa. En el debate, al que están convocados 1.600 militantes y simpatizantes, se abordarán las hipótesis de seguir como hasta ahora (exigiendo a Junts pel Sí otro candidato), la de investir a Mas, la de esperar a las elecciones generales para tomar una decisión (algunos sectores creen que los resultados podrían decantar a la marca de Podemos en Cataluña hacia una abstención en la investidura, que facilitaría el acuerdo con Convergència) o la de resignarse a que los comicios catalanes se repitan en marzo, una posibilidad cada vez más real.
En cualquier caso, en la CUP dan por hecho que de la jornada del domingo no saldrá ninguna decisión en firme. De hecho, el partido ya ha anunciado que sólo una asamblea general de todos los militantes puede ratificar un eventual acuerdo, y ni siquiera se ha convocado todavía.
Fuentes de la CUP juzgaron que, en concordancia con la corriente interna mayoritaria, es «complicado» que el partido «se baje del carro». Las encuestas son claras: casi un 80% de votantes de la CUP no quieren que Mas repita como president. De hecho, las mismas fuentes creen que la pelota sigue estando en el tejado del jefe del Ejecutivo en funciones: le piden que deje paso a otro candidato.
En la CUP minimizan la importancia de las voces internas –se ha pronunciado en ese sentido el líder del partido en Mataró, Juli Cuéllar– que optan por investir a Mas, aunque sea un «indeseable». De hecho, el partido cree que, si Junts pel Sí ve que su negativa es firme, acabará proponiendo a otro candidato. Y, eso sí, echan de menos la ayuda de Esquerra en esa dirección: según la CUP, la actuación de la formación de Oriol Junqueras está siendo «táctica», y estaría buscando salir reforzada del pulso entre Convergència y los antisistema.
La CUP también ha pedido el apoyo público de sus simpatizantes que no quieren que cedan a Mas los dos votos que necesita, para contrarrestar la presión asfixiante que Convergència sigue ejerciendo desde sus múltiples tribunas políticas y mediáticas.
EL MUNDO – 27/11/15