TEODORO LEÓN GROSS-ABC
- Es inevitable que los históricos del PSOE, como Felipe o Guerra, se rebelen desde su retiro
No hay exactamente un proceso destituyente inverso al proceso constituyente de 1978, sino una deconstrucción constitucional mediante el vaciado o el desprecio de los valores consagrados en la Carta Magna. A la vista de todos. Basta constatar quiénes han sido y son los enemigos declarados del orden constitucional –el nacionalismo abertzale, violentamente explícito en Bildu o encubierto en la élite jeltzale del PNV, y el soberanismo catalán– y reparar en que hoy todos conforman el Frente Anticonstitucional que da el poder a la minoría de izquierdas en el Congreso, y también el combustible ideológico. Desde la separación de poderes o la Monarquía –los socialistas se escandalizan si no se aplaude a Armengol, pero consideran razonable faltar el respeto al Jefe del Estado– hasta la desarmonización fiscal al servicio de sus socios ricos contra la redistribución de la riqueza. El país no se está rompiendo, pero la España de 1978 está siendo deconstruida.
El sanchismo es otro trumpismo más pero pasado por el filtro de la petulancia moral de la izquierda capaz de convertir en virtud cualquier necesidad, por injusta que sea, al grito de ‘No pasarán’. El minado progresivo del orden constitucional asumiendo el procés y su relato –no basta con indultarlos y sacar sus delitos del Código Penal, también humillan al Estado de derecho con una amnistía redactada por los propios delincuentes prófugos y verificada internacionalmente como una descolonización– ha llegado al lawfare estigmatizando el sistema judicial. Y abandonado cualquier respeto por el principio de realidad, culpan al PP de esa guerra sucia judicial (por un asunto judicializado como Kitchen, ahí es nada; o por la reforma del CGPJ, que no es un tribunal) para contentar a sus socios. Ayer la portavoz del Gobierno acusó al Tribunal Supremo de vulnerar la separación de poderes por la sentencia razonable del Caso Valerio. El desahogo es de tal calibre que los secundarios mediocres del elenco ni siquiera parecen conscientes, al repetir el argumentario, de las barbaridades de la Factoría Bolaños contra la lógica constitucional.
Es inevitable que los históricos del PSOE, como Felipe o Guerra, se rebelen desde su retiro. El PSOE ha liquidado a Podemos, ya en el grupo mixto, pero ocupando su espacio y asumiendo su agenda desde un frentismo polarizador: Estado federal plurinacional, consultas de autodeterminación, republicanismo, fiscalidad confiscatoria, soberanía popular, estrategia de tensión social… En definitiva, el PSOE no ha liquidado a Podemos sino al propio PSOE… y acomete contra ‘el Régimen de 1978’ como anhelaba Iglesias. El poder ejecutivo ha sometido al poder legislativo, con Armengol como marioneta, y se afana con el poder judicial, Hoy, Día de la Constitución, la retórica hueca y complaciente de los discursos no podrá atenuar la melancolía inevitable al ver cómo se entrega el espíritu de 1978 a los enemigos del orden constitucional a cambio del poder.