Bieito Rubido-El Debate
  • Santos Cerdán, hoy en Soto del Real, pasó de ser —lo escribo con todo respeto y ponderación— jefe de mantenimiento de una cooperativa agrícola de Navarra a ser el arquitecto del nuevo diseño territorial de España. Sus cesiones a antiguos terroristas y golpistas son su mayor aporte

Ahora resulta que, según Sánchez, el PSOE actuó diligentemente al cortar con Santos Cerdán y Ábalos. No es cierto. Una falsedad más de un hombre que ha incorporado la mentira como táctica política habitual. Al parecer, no le pasa factura, al menos entre sus votantes, pero está representando un mal de consecuencias todavía desconocidas en la vida democrática española. Las mentiras de Sánchez son la polilla que carcome los cimientos del edificio de la dinámica política de nuestro país.

El PSOE ni actuó rápido ni fue contundente. De hecho, Ábalos repitió en las elecciones generales pasadas y llegó a presidir una comisión en el Congreso de los Diputados. Sánchez, mejor que nadie, sabía, y sabe, el relevante papel que Ábalos, y muy especialmente Cerdán, jugaron en su llegada al poder y en su mantenimiento, a pesar de haber perdido las elecciones. No puede pretender ahora decirnos que él ignoraba todo lo que aconteció. Es cierto que todavía falta mucho por conocerse y puede ser peor. Con toda humildad, tengo que autocitarme y recordar que llevo un año diciéndole al actual ocupante de la Moncloa que cuanto más tarde en salir de allí, peor será su final y las consecuencias para el PSOE, que pueden ser devastadoras mienta lo que mienta Tezanos en el CIS. Ya no lo cree nadie. Está pendiente, de todos modos, una querella contra el responsable del CIS por malversación de caudales públicos. Aunque ese es un asunto menor si tenemos en cuenta el caso al que ahora mismo nos enfrentamos.

¿Y a qué nos enfrentamos? Pues nada menos que a un escándalo de corrupción protagonizado por el que era número dos del PSOE hasta el otro día. Un hombre que se ha encargado de negociar con Bildu, PNV, Esquerra y especialmente la amnistía y demás cesiones con los golpistas de Puigdemont. Asesorado, eso sí, por un Zapatero que está jugando con fuego, creyendo que esto puede ser Venezuela.

Santos Cerdán, hoy en Soto del Real, pasó de ser —lo escribo con todo respeto y ponderación— jefe de mantenimiento de una cooperativa agrícola de Navarra a ser el arquitecto del nuevo diseño territorial de España. Sus cesiones a antiguos terroristas y golpistas son su mayor aporte, con un desconocimiento enciclopédico de la Constitución y del Derecho en general. ¿Cómo puede estar el futuro de España y, por tanto, de todos nosotros, en manos de personajes como Santos Cerdán? Pues como dijo Juan Belmonte de su banderillero que llegó a gobernador: degenerando.

Efectivamente, la política española estrenó un tiempo de decadencia en el arranque de la década pasada. Es probable que todo comenzase con Zapatero. La formación intelectual y moral de quienes ahora mismo nos gobiernan es tan baja que todo huele a cutrerío y a podredumbre.

Una cosa le debe quedar clara a Sánchez, que no lee esta columna pero sí lo hacen los cientos de asesores contratados para hacer el mal, y es que ni él ni el PSOE han hecho nada para extirpar la corrupción de su partido, el más corrupto de la historia de España. Es posible que todavía haya bolsas de pus, a punto de explotar en ese partido. Quien hizo su trabajo en este escándalo fue el Tribunal Supremo y la Guardia Civil.