Cristian Campos-El Español
 

La campaña de destrucción personal emprendida por Podemos contra Isabel Díaz Ayuso, tan similar a la ejecutada contra Rita Barberá en su momento y tan fiel a la táctica de las 169 portadas del diario El País contra Francisco Camps, dice todo lo que hace falta saber sobre cómo digerirá la izquierda populista una hipotética victoria de Feijóo en las próximas elecciones generales. Mal. 

Algo más tienen en común Camps y Ayuso. Más les valdría a ambos haber sido condenados por la justicia porque la alternativa, la de su exculpación, sólo ha contribuido a excitar la nostalgia de hoguera de esa izquierda que a falta de gulags reales los construye en los medios. Es esa izquierda a la que jamás le ha molestado tanto la culpabilidad de Bárcenas o Correa como la inocencia de Camps y Ayuso. En España, ninguna buena obra queda sin castigo y nada se condena más que una causa archivada. 

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La campaña de exterminio emprendida contra Isabel Díaz Ayuso se explica rápido. En primer lugar, porque la leyenda negra de la desequilibrada con serrín en la cabeza, de la perturbada ciclotímica, de la estúpida manipulada por un genio de la mercadotecnia política llamado Miguel Ángel Rodríguez, sigue vivo en buena parte de la izquierda. Y pegado a ese mito está su lógico corolario: que sólo hace falta presionar un poco más, quizá con una pancarta más en el barrio de Salamanca con la cara de su hermano, para que Ayuso reviente. Para que tengamos un nuevo caso Rita Barberá. 

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El segundo motivo también es evidente. Madrid ha demostrado lo que podría ser una España sin socialismo. Entiéndanme, no una España sin partidos socialistas, sino una España sin un Estado extractivo genéticamente socialista.

Una potencia europea. 

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El tercero es la hiel de un puñado de meritorios (con Pablo Iglesias y Mónica García a la cabeza) que han encontrado en Ayuso a la perfecta mujer de paja a la que culpar del fracaso de sus carreras políticas. ¡Cómo si ese fracaso necesitara ayudas externas! Iglesias, en concreto, está viviendo estas elecciones como el partido de vuelta de las que acabaron con su salida de la política en 2021. Como una revancha que no puede ganar, pero que le dará la oportunidad de, con suerte, triturar la rodilla del delantero rival. Iglesias juega la UEFA de los tuercebotas y ya sólo aspira a dejar cojo a alguien. 

Algo, por cierto, de lo que debería tomar buena nota Yolanda Díaz

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PP y PSOE repiten en privado lo mismo que dije ayer en este mismo diario de campaña (la modestia es la virtud de los que no tienen otra): que este 28M no habrá una revolución demoscópica en las urnas y que los resultados serán mucho más apretados de lo que desearían ambos partidos. Lo explica Fernando Garea aquí.

Podemos será clave. Su desplome es notable, pero no tanto como para descartar su entrada en algunos ayuntamientos y comunidades importantes. De esas décimas dependerán algunos gobiernos del PSOE y, para el PP, la amplitud de algunas mayorías.

Un segundo dato interesante. La crispación beneficia a la izquierda. La semana que viene será interesante. 

Un tercer dato. Ni siquiera el PSOE confía en que Podemos logre entrar en Madrid. Ni en la comunidad ni en el ayuntamiento. 

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Alberto Núñez Feijóo sigue descubriendo España día a día. Ayer fue informado de que los sevillistas no soportan a los béticos, y también de que eso no es nada comparado con el odio de los béticos hacia los sevillistas. Como dicen en Sevilla, los béticos tienen dos equipos, el Betis y cualquiera que juegue contra el Sevilla

Señor Feijóo, digámoslo así. Es más probable una gran coalición de PP y PSOE durante los próximos cuatro años con usted y Sánchez de presidente y vicepresidente, o viceversa, que ver a un bético celebrando un gol del Sevilla. 

Como dice Isabel Morillo, «revise sus fuentes, señor Feijóo». 

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La batalla por el foco de la campaña la han ganado por aplastamiento los partidarios de un enfoque nacional (con Pedro Sánchez y Ayuso a la cabeza) contra los partidarios de un enfoque municipal y autonómico. Las elecciones se han convertido así en un referéndum sobre el sanchismo. Un planteamiento que presenta tantas ventajas como inconvenientes para PP y PSOE, pero que a priori daña las expectativas de los barones regionales del PSOE y alienta las de los candidatos del PP. Por qué Ayuso quiere un enfoque nacional es evidente. Lo que pocos entienden es por qué lo ha querido también Sánchez. ¿Exceso de confianza? ¿Un «dejadme solo que me lo como»? ¿Quizá datos de que el antisanchismo como principal motor del voto de la derecha pierde fuerza? 

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Pedro Sánchez anunció ayer una medida aprobada en 2021. Como dijo un periodista de EL ESPAÑOL, si el Gobierno quiere que los medios publiquemos propaganda, que la paguen como publicidad

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Se está oyendo poco a los politólogos habituales durante esta campaña. Quizá se están reservando para las tertulias de las 23:00 de la noche del 28M. Ahí, justo en ese preciso momento de la noche, los politólogos lo niquelan. Con el 99% de los votos escrutados, son capaces de analizar con precisión cuántica quién ganará las elecciones e incluso si conseguirá o no mayoría absoluta. ¡Y eso con la incógnita del 1% en el aire!   

Ese 1% es la Disneylandia de la politología. Su reino. 

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Isabel Díaz Ayuso insistió ayer, en Bilbao, en la ilegalización de EH Bildu. Habría sido extraño que, después de una semana hablando del asunto, lo obviara durante su visita a la ciudad. Pero la ilegalización del partido de Otegi sigue siendo una mala idea, sobre todo desde el punto de vista sociológico: unas elecciones a las que se presente EH Bildu son el estudio de campo perfecto para conocer cuál es el porcentaje exacto no ya de independentistas, sino de españoles irreciclables para la democracia existentes en un momento concreto en una zona geográfica determinada.

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Anteriores entregas de Maldades de campaña:

Día 1 de campaña: La campaña empieza en Barcelona con la tradicional pegada (de mamporros)

Día 2 de campaña: El combate del siglo: ETA y los okupas contra Joe Biden

Día 3 de campaña: A Bildu le molesta «el ruido de Madrid» y pide silencio sepulcral

Día 4 de campaña: Pablo Iglesias amenaza con generar «conflicto» y ERC se estrella en Barcelona

Día 5 de campaña: En el PSOE no son conscientes aún, pero el hechizo se ha roto

Día 6 de campaña: El nuevo Bildu: mismo sabor, un 15% menos de terrorismo

Día 7 de campaña: Los españoles son los seres vivos que más se parecen al PSOE, según el CIS 

Día 8 de campaña: ¿A quién estarán votando en realidad los votantes de Ciudadanos el 28M?

Día 9 de campaña: Podemos señala al hermano de Ayuso como el Goldstein español