EL CONFIDENCIAL 11/05/17
Preocupación, mucha preocupación. Basta charlar unos minutos con un dirigente o presidente autonómico próximo a Susana Díaz para testar esa sensación real de «alarma» ante un hipotético triunfo de Pedro Sánchez, que casi nadie descarta salvo, de forma nítida, los socialistas andaluces. Pero en algunos mandos se empieza a palpar con nitidez incluso el agobio, la depresión, el ‘shock’. El sentimiento de que, al margen de quien gane, el PSOE está «destrozado» y lo seguirá estando tras las primarias del 21 de mayo, la especulación de que una victoria del ex secretario general «es el fin» de un partido centenario y que el riesgo de «ruptura» es real. Con una segunda parte que inquieta asimismo a los barones: la amenaza de ser «laminados» en sus feudos por la nueva dirección como castigo por haber apoyado a la presidenta de la Junta y para acomodar el espíritu del PSOE de Sánchez a los territorios. El propio aspirante, igual que su guardia pretoriana, tampoco ha negado tajantemente que eso pueda ocurrir: «Dependerá de la actitud que los barones tengan si Pedro gana», manifiestan, como un claro aviso. El misil de las 53.692 firmas recogidas por sorpresa por el exdiputado madrileño ha hecho mucha mella en el ánimo de los susanistas, aunque a la vez ha servido de «acicate» para movilizar a los líderes regionales y convencerse de que han de echar el resto en esta contienda.
La votación del 21-M se presenta como una ruleta rusa. Todo puede pasar, porque esa foto de competición extrema ya la mostraron los avales hace una semana. Ella y él, separados por apenas 6.539 rúbricas. La traslación de ese número, en un partido tan ciclotímico como el PSOE, ha sido bastante visible. A los susanistas les ha hecho encender todas las alarmas y redoblar los esfuerzos para hacer que su candidata gane, mientras que los sanchistas siguen aún borrachos de euforia, convencidos de que la victoria está a la vuelta de la esquina.
· El impacto de los avales ha servido no obstante para que los barones intensifiquen su labor de persuasión de los militantes, «uno a uno»
Aunque tampoco las sensaciones son homogéneas. Mientras en el entorno de Díaz se quiere proyectar total optimismo y la convicción plena de que ella vencerá, aunque sea por una diferencia mucho más ajustada de lo previsto —siquiera por un puñado de votos—, en los territorios la situación es distinta, también porque se ha sentido como un latigazo el aliento en el cogote de Sánchez. Según el desglose de avales confesado por las dos candidaturas, puesto que la gestora no ha facilitado los datos desagregados del escrutinio, el ex secretario general goleó a Díaz en Valencia (8.105 firmas, por las 5.313 de los susanistas) y en Cataluña (6.058-974), y se impuso con rotundidad en Asturias (3.100-2.435). La presidenta sí aplastó a su rival en su tierra, Andalucía (26.551-8.818), y le aventajó con bastantes apoyos en Aragón (3.314-1.905), pero la diferencia fue más estrecha en Castilla-La Mancha (5.025-4.156) y Extremadura (3.392-2.721).
Las debilidades al desnudo
La lectura de los avales dejó al descubierto la debilidad, en sus federaciones, del valenciano Ximo Puig y del asturiano Javier Fernández, también presidente de la gestora. Y visibilizó un cierto grado de contestación hacia el extremeño Guillermo Fernández Vara y el manchego Emiliano García-Page. La victoria más holgada de Díaz en Aragón, en cambio, puso más a resguardo al jefe del Ejecutivo regional, Javier Lambán. La última presidenta socialista, la balear Francina Armengol, apoya a Patxi López aunque defendía que confluyera con Sánchez.
· Puig y Fernández son los que han quedado peor parados del primer asalto. Pero también han salido algo tocados Page y, sobre todo, Fernández Vara
Los líderes autonómicos socialistas se dispusieron a intensificar su actividad en sus territorios. No tanto de forma pública, sino a través de encuentros discretos, llamadas. Acercándose «uno a uno» a los militantes con el fin de o bien recortar la ventaja de Sánchez (caso de Valencia), o bien ampliar la distancia con él (como en Extremadura o en Castilla-La Mancha). Puig, por ejemplo, ha interiorizado que tiene que bajar a la arena e implicarse personalmente en esta campaña. El mensaje que ellos y sus segundos trasladan a las bases es muy similar a lo que verbalizó Page hace un mes: su futuro depende del triunfo de la baronesa andaluza.
Pero aunque la «activación» de los susanistas se haya producido, el sentimiento de inquietud no se ha disipado. «No sé si lograré arañar más votos. Pero es que lo peor es que el partido está destrozado. Si él pierde, incluso puede llevarse a 30.000 militantes con él para montar otra cosa. Pedro está acabando el trabajo que empezó como secretario general, que es destrozar al PSOE y dividirlo más. Y el problema es que la racionalidad no tiene fácil vencer al populismo», comenta con amargura un presidente regional, muy preocupado por la situación del PSOE y escandalizado, por cierto, por cómo UGT «se ha volcado» con el exdiputado y ha interferido «como nunca» en la vida de la formación.
«Hay que ocuparse de ganar, pero está claro que esto no iba a ser un paseo militar. Y no, está claro que hay partido. Por eso tenemos que insistir en qué es lo mejor para que el PSOE se recupere. Combatir su discurso, entrar en su juego, es imposible, porque ha calado hondo la abstención, la imagen de los barones cargándose a Pedro», sentencian fuentes próximas a Page. «Ximo está preocupado, como todos, aunque también es optimista. Pero ha cundido la sensación de que el PSOE está en riesgo», indica por su parte un interlocutor muy cercano al dirigente valenciano, que pese a los esfuerzos de movilización tiene muy difícil dar la vuelta a la tortilla y ganar en votos a Sánchez en su federación. Los defensores de la presidenta hacen igualmente autocrítica: creen que no han sabido medir el grado de cabreo de las bases, que no han sido hábiles para «desmontar» el discurso de Sánchez, que se le debieron parar los pies «tras las generales del 20-D», que ha habido un «mal manejo de los tiempos», que se confió «demasiado en una personalidad como Susana».
A esa impresión catastrofista muy compartida por los susanistas de que el PSOE «puede desaparecer» si venciera Sánchez, de que «explotará el corazón del sistema democrático», se suma el temor al día siguiente de las primarias. En primer término, porque la cohesión se antoja muy difícil, y también porque habrá una segunda vuelta: los congresos regionales y provinciales, que han de celebrarse como máximo 60 días después del cónclave federal, que tendrá lugar el 16, 17 y 18 de junio. Los presidentes susanistas se ven venir que el político madrileño buscará su desestabilización, bien impulsando a un oponente capaz de arrebatarle el bastón orgánico o bien dando alas a una oposición interna que, aunque no gane, sí les ponga en aprietos.
En el equipo de Sánchez insisten en que no han abordado qué hacer tras el 21-M: «Depende de la actitud que los barones tengan si Pedro gana»
Fernández Vara ya tiene rival anunciada y presentada: la diputada autonómica Eva Pérez, consejera de Educación entre 2005 y 2011 y ex directora adjunta de la fundación del expresidente regional Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Pérez lanzó su precandidatura arropada por los sanchistas y contaría, según fuentes próximas al barón extremeño, con el beneplácito de Ibarra. En el PSPV, Puig sabe que tiene enfrente al diputado nacional y secretario de Valencia —la segunda provincia más importante en militantes, tras Sevilla—, José Luis Ábalos, coordinador de la campaña de Sánchez, aunque él insiste en que desea seguir su carrera en Madrid y no rivalizar en la comunidad contra el presidente de la Generalitat. En Asturias, la oposición a las tesis de Javier Fernández la encabeza la parlamentaria en el Congreso Adriana Lastra, directora con Ábalos de la campaña del madrileño, en alianza con el sindicato minero, SOMA-UGT. En Castilla-La Mancha, el apoyo más fiel al exlíder es la exdiputada por Guadalajara y exconsejera Magdalena Valerio.
Los barones no tienen «dudas», como expresan ellos mismos o sus colaboradores más directos, de que Sánchez intentará «laminarlos» si reconquista el poder. Él públicamente sí lanzó una advertencia en una entrevista en la SER: si pierden este congreso, tendrán que «revisar si están representando el sentir de los afiliados«, si ya no gozan de la legitimación de las bases. Y también ha reiterado que exigirá «lealtad» a los dirigentes, «la misma» que se exigirá a sí mismo para con el vencedor si es derrotado.
En la cúpula de campaña del madrileño aseguran que nada se ha hablado de la reconfiguración territorial del PSOE que suceda a las primarias federales. «Ahora estamos centrados en el 21 [de mayo], así que todo lo demás es especular. No digo que no tengamos que hacerlo, pero no se ha tratado», subraya un alto cargo sanchista, que añade que la continuidad de los barones al frente de sus feudos «dependerá mucho de la actitud que tengan si Pedro gana: si asumen el resultado, si se dedican a lo que tienen que dedicarse, a sus territorios, de cómo estén sus federaciones… dependerá de los casos». Esta fuente, no obstante, no descarta que desde Ferraz se impulse a aspirantes que rivalicen con los presidentes autonómicos si Sánchez gana las primarias, ni tampoco que no se fomenten candidaturas alternativas en caso de que sea Díaz la que se imponga. Es decir, que el poder de los líderes autonómicos más débiles podría no estar del todo a salvo.
«Incertidumbres» en los gobiernos
«Es que ya lo demostró Pedro cuando echó a la calle a Tomás Gómez [en 2015] como secretario general del PSM y disolvió el comité regional. Que vaya a intentar liquidar a los barones no lo puede dudar nadie», rubrica un dirigente de la confianza de Puig. Como resalta uno de los miembros del ‘staff’ de campaña de Díaz, los presidentes «están depresivos y preocupados no solo por su posición, sino por el partido». «Si explota la organización —sigue—, aparecen incertidumbres como la propia continuidad de los gobiernos autonómicos socialistas, porque además la posibilidad de convivir se ha roto. Pero si están así, tendrán que apretar».
En el círculo de Díaz previenen a los presidentes contra el «derrotismo» y les aconsejan que trabajen con más ahínco en sus feudos para ganarle
Desde el entorno de Díaz, subrayan que la única receta es remar para impedir el triunfo de Sánchez, que directamente no contemplan. «Si creen que Pedro les pasará factura después, pues que hagan más y que trabajen más en sus federaciones. Deben pensar también en ellos mismos, en la necesidad de un partido fuerte», apunta uno de los dirigentes más cercanos a la presidenta, que insiste en que los apoyos «han crecido» en los últimos días y en que no hay lugar para el «derrotismo».