Juan Carlos Viloria-El Correo
- Aparecen los nuevos indignados de la derecha, sin orden, ni concierto
La concentración celebrada el domingo pasado en la plaza de Castilla, en Madrid, para exigir la dimisión de Pedro Sánchez y la inmediata convocatoria de elecciones generales, reflejó, en las consignas, la organización, los oradores y la simbología, la ofuscación de una derecha estresada y desconcertada ante un escenario político tan polarizado como incontrolable. En un tiempo en que una buena parte de la sociedad tiene sensación de impotencia y frustración por la electricidad política ambiental, han aparecido por la derecha una constelación de asociaciones, foros, fundaciones, de toda procedencia que intentan capitalizar el descontento y ofrecer soluciones y recetas mágicas a modo de placebo. El resultado es una mezcla y confusión de mensajes, desde, ‘Sánchez, a prisión’, ‘No al golpe de Estado’, ‘Elecciones Ya’, mezclado con la defensa del campo, de los autónomos o contra la liberación anticipada de condenados por terrorismo. Una estética de pancartas, banderas, música que parecía ofrecer más una vuelta al pasado que un horizonte renovado.
Una organización voluntariosa, pero desbordada, sin guion reconocible y un ‘totum revolutum’ en el que podían cruzarse simpatizantes del investigado por supuesta estafa piramidal, Alvise Pérez, con seguidores de Marcos de Quinto (Pie en pared); banderas nacionales con imágenes de la Virgen; muchas rojigualdas, cada una con su propia leyenda: ‘España despierta’; ‘Sánchez y Begoña: culpables’ y otras. El PP, oficialmente apoyaba, pero envió a dirigentes de segunda fila. Pero Vox apostó fuerte con el propio Santiago Abascal multiplicándose ante cámaras y micrófonos. Sus afiliados, para mayor confusión, portaban carteles denunciando las coincidencias de voto del PP con el PSOE en el Parlamento europeo. Habituales de las manifestaciones contra el sanchismo como Rosa Diez optaron por mantenerse al margen y tampoco apareció otra ‘prima donna’ del mundo liberal conservador como Cayetana Alvarez de Toledo.
En el escenario, un cóctel de tuiteros activistas con miles de seguidores, periodistas de trazo grueso y voluntarios de bandera en la muñeca. Pretendiendo ser una expresión de la sociedad civil indignada, pareció más bien una reunión de ‘outsiders’ de los partidos. Gente que como aquellos del 15-M de la izquierda no se sienten representados ahora por los partidos de la derecha. Quieren más contundencia y se sienten traicionados, así que oradores de natural templados como el fiscal Gordillo, De Quinto o el ex de todo Vidal Cuadras, tuvieron que subir el tono y la hipérbole para arrancar unos aplausos.