Fernando Fernández, ABC, 5/4/12
La voluntad de los españoles de actuar responsablemente como nación es lo único que preocupa en Europa
LOS presupuestos son duros, restrictivos, golpean la recuperación, paralizan la inversión pública, se cargan el modelo territorial, castigan a España ha llegado a decir la portavoz socialista en el Congreso. ¿Qué esperábamos? No me refiero de los socialistas, un partido que corre serios riesgos de argentinizarse y para el que el peronismo siempre fue algo más que una tentación practicada con esmero en Andalucía, sino al conjunto de los españoles. ¿Alguien se había puestos a hacer números? ¿Alguien tenía idea de cuánto cuesta ahorrar casi treinta mil millones de euros cuando gran parte de las cuentas públicas no tienen margen alguno porque son obligaciones previas?
El pack del político debería incluir una calculadora con memoria. Para hacer cuentas y para recordar las cuentas que ellos hacían en el gobierno. Baste un dato. La broma del gobierno Zapatero de incumplir el objetivo de déficit en 2,5% del PIB nos ha costado prácticamente tanto como el gasto en desempleo o los pagos de intereses de la deuda que nos han dejado en herencia. Lo que me lleva a pensar que algunos en el PSOE confunden ser progresistas con no pagar y que hacer un «sinpa» en Europa se va a convertir pronto en su política oficial. Un sinpa por cierto es lo que los técnicos llaman «default», o sea largarse sin pagar. Ante esa perspectiva no me extraña que tiemble el diferencial y caiga la Bolsa. Si esto es lo que van a hacer en Andalucía, que es el 18% de España, el enfrentamiento institucional va a ser dramático. Porque si algo tienen claro Rajoy y sus ministros es que ellos sí pagan, que cumplir con Europa no es negociable y que antes que les intervengan España, el gobierno central intervendrá una Comunidad Autónoma.
El enfrentamiento institucional es inevitable. No solo con Andalucía, que se puede convertir en un nuevo experimento de frente popular y en el cementerio de la socialdemocracia como alternativa, sino con Cataluña y con todas aquellas Comunidades que jugaron al ventajismo con la debilidad e ignorancia de los gobiernos Zapatero y arrancaron cláusulas estatutarias inconsistentes e irracionales. Tienen razón en CIU cuando insisten en que los presupuestos no respetan los compromisos de inversión con Cataluña asumidos en el Estatut. Lo podrían decir también en Andalucía o en Valencia. Porque no se pueden cumplir, como ya advertimos algunos mientras el país asistía divertido e irresponsable al sudoku de Solbes. La segunda descentralización, autonómica que no municipal porque para ésta nunca hubo voluntad política porque aumenta el control ciudadano de los caciques regionales, se hizo deliberadamente sin que cuadraran los números. Puede alegarse ignorancia o complacencia con el ciclo alcista, confianza infantil en que los precios y la recaudación fiscal crecería siempre tanto que daba igual que no sumasen porque siempre habría de sobra para repartir. Organizar el Estado sobre la abundancia es tarea sencilla. Que funcione en épocas de escasez, que no salten las costuras del sistema, que no exploten las tensiones territoriales, es otra cosa. Requiere inteligencia, responsabilidad y solidaridad.
Las primeras reacciones a los presupuestos no pueden ser más preocupantes. Confiemos en que sean excesos de fe propios de la tensión emocional de las procesiones de Semana Santa. Porque si hay algo que preocupa en Europa no es la capacidad del gobierno Rajoy para cumplir escrupulosamente presupuestos sino la voluntad de los españoles de actuar razonable y solidariamente como nación.
Fernando Fernández, ABC, 5/4/12