La desconfianza de los españoles en la política sigue en aumento. Los resultados del Barómetro de mayo que realiza el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) alcanzan cotas históricas y reflejan un panorama de desánimo colectivo incluso superior al que se produjo a mediados de los noventa.
La actuación de la clase política y de los partidos ocupa la tercera posición tras el paro y los problemas de índole económica en la lista de preocupaciones de los ciudadanos (el 22,1% de las preferencias en una pregunta multirrespuesta) y registra un ligero aumento respecto al Barómetro de abril, cuando se situaba en el 21,5%. Empeora también 0,3 puntos la valoración de la situación política general española. El 66,8% la considera «mala» o «muy mala», mientras que un 2,9% la ve «buena», y solo un 0,2% se atreve a decir que es «muy buena».
Dentro de un año, además, el panorama seguirá igual o será aún peor, según el 73,5% de los encuestados, si bien un 12% cree que el ambiente político mejorará. El trabajo de campo de este estudio se realizó entre el 3 y el 11 de mayo, en el inicio de la campaña de las elecciones autonómicas y municipales, antes de que el Movimiento 15-M hiciera su aparición e iniciara sus protestas en contra del sistema político y los excesos de la economía, otro gran protagonista de la encuesta.
También la inquietud por el desempleo, la primera de los ciudadanos, alcanzó en mayo las cotas más altas de la década. Un 84,1% de los encuestados por el CIS lo sitúa en cabeza de la lista. Esta preocupación ya había marcado un récord en marzo, cuando era la primera para el 83,9% de los españoles, algo menos que el porcentaje registrado ahora, mientras que en febrero alcanzaba el 82,8% y en enero el 82,4%. El segundo problema del país, también consecuencia de la crisis, son los asuntos de índole económica, que inquietan al 46,6% de los españoles.
El Barómetro del mes pasado refleja por primera vez también lo que opinan los ciudadanos sobre la energía nuclear, dos meses después de que el tsunami en Japón y la tragedia de Fukushima reavivaran el debate sobre la seguridad de estas instalaciones. Un 45% respalda el cierre de las centrales, y un 47% que no se abran más en España. De hecho, a la gran mayoría (más del 60%) le causa «mucho» o «bastante» temor su construcción. Solo el 6,3% apoya que se prolongue la vida de las centrales existentes y que se sigan construyendo otras.
Las razones tienen que ver con la seguridad. Más del 40% opina que los riesgos de que se produzcan incidentes nucleares están «algo subestimados» o «fuertemente subestimados». El 52%, además, está de acuerdo con que «los riesgos de la nuclear, como fuente de energía, superan los beneficios», frente al 32% que considera los beneficios para la población más relevantes que los peligros.
EL PAÍS, 10/6/2011