Cuenta la versión oficial que la misma noche electoral, en medio del ambiente funerario que presidía la sede central del PSE de Guipúzcoa por perder la batalla en San Sebastián frente a Bildu, Odón Elorza estaba decidido a arrojar la toalla y poner fin a su carrera política en el Ayuntamiento.
Fueron los responsables de su partido quienes le frenaron: «Para, para. No hay que precipitarse», le dijeron. Tres días después, pese a anunciar que estaba dispuesto a continuar como jefe de la oposición, al alcalde saliente le invitaron a marcharse suplantando su puesto por Ernesto Gasco, actual viceconsejero de Transportes y décimo en la lista socialista. Elorza ponía así fin a 32 años de dedicación al Consistorio: 12 como concejal y los 20 últimos como regidor.
¿Merecía una despedida tan poco decorosa a su trayectoria? Entre sus compañeros más cercanos y colaboradores no hay respuestas, han sellado un pacto de silencio y decidido «pasar página» a un episodio «muy desagradable» para ellos. En su partido sostienen que «todo se ha hecho de común acuerdo, sin maniobras malintencionadas». Sus adversarios políticos confiesan que «no le han dejado irse como un caballero», según el representante de un partido que compartió tareas de gobierno la pasada legislatura; «lo que han hecho ha sido un poco feo», opina Ramón Gómez, del PP, al igual que Xabier Ezeizabarrena, del PNV, quien observa «un cúmulo de despropósitos a partir de un gran sopapo electoral».
Lo cierto es que la sucesión de hechos deja malparada la imagen del alcalde y en entredicho el proceder de su partido. El PSE, que esperaba sacar 10 ediles, justifica su decisión de prescindir de Elorza en el veto que Eneko Goia, cabeza de lista del PNV, y el popular Gómez impusieron a la reelección del alcalde. «Para impedir que gobierne Bildu y retener la alcaldía, tuvimos que cambiar de candidato. Había varias opciones, pero decidimos que la mejor era la de Gasco, un gran gestor y una persona muy conocida en la ciudad», explican un responsable del aparato. Añade que el pasado miércoles se reunieron los comités locales de las tres agrupaciones socialistas de San Sebastián, que representan a algo más de 500 afiliados, y respaldaron la medida «sin ninguna discrepancia».
Bárbara Dührkop, exeurodiputada y viuda de Enrique Casas, decía lo siguiente en una carta abierta dirigida a Elorza: «No apruebo ni entiendo el juego político de mi partido… Me indigna ver cómo mi partido te hace salir por la puerta de atrás, después de años de trabajo y dedicación, y eso sí, encima sin palabra alguna de agradecimiento». En el último comité nacional del PSE, que reunió el miércoles a la flor y nata de este partido en Euskadi, no hubo «ninguna alusión ni muestra de reconocimiento al regidor donostiarra, asegura uno de los asistentes.
En medio del tenso silencio que se han autoimpuesto los más allegados a Elorza -«no queremos revolver la mierda», dicen-, el PSE guipuzcoano consideran que Elorza «no podía estar seis meses en la oposición y después marcharse. Es mejor comenzar la legislatura con un hombre como Gasco, que en 2015 se presentará como alcalde».
Gasco toma el testigo socialista
– El 22-M sitúa a Odón Elorza como el segundo candidato más votado (19.701 sufragios) por detrás de Bildu, casi 15 puntos porcentuales menos que en 2007, lo que supone perder cuatro de los 11 concejales que tenía el PSE.
– El día 26 de mayo Elorza expresa públicamente, arropado por todos los ediles socialistas, su disposición a «ejercer el papel de concejal portavoz de la oposición». Ese día por la tarde, su partido decide que su lugar lo ocupará Ernesto Gasco.
– El PSE sacrifica a Elorza y ordena correr las listas para permitir a Gasco, décimo en la plancha, recoger su credencial. Además del regidor saliente, renuncia Jorge Letamendía y Alicia González. Gasco sólo podrá ser elegido alcalde si recibe el apoyo de los seis ediles del PP y de al menos un del PNV.
EL PAÍS, 5/6/2011