Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 13/9/12
El efecto mimético para Euskadi de la explosión independentista de la últimaDiada llega para quedarse en pleno debate preelectoral. Tal sacudida mediática generada a ras de acera no deja a nadie indiferente y, desde luego, mucho menos a las sensibilidades soberanistas. EH Bildu, por ejemplo, se siente envalentonada por el retrato de Barcelona. No le falta razón ni argumentos, desde luego. Es un estado de exultación al que llega con comprensible rapidez porque ve refrendados sus principios existenciales y, además, en la calle, el escenario emblemático donde siempre ha planteado sus batallas ideológicas. Para la izquierda abertzale, como para las decenas de miles de manifestantes catalanes, el catón reivindicativo sonroja por su sencillez expositiva: la diabólica crisis económica es un cáncer congénito de España que sólo podrá curarse con la extirpación que supone la soberanía.
El PNV, en cambio, aparece menos exultante aunque no se le note. En realidad, siempre ha evitado las estridencias cuando se trataba de exteriorizar el sentimiento soberanista porque el espíritu de la patria vasca ya lo lleva en el ADN y entiende que no necesita sobreactuar. Ahora bien, precisamente cuando se juegan el triunfo electoral del 21-O con EH Bildu, los nacionalistas no desaprovecharán el caldo de cultivo catalán. Lo harán a su modo, como acostumbran, con el pragmatismo propio de un partido de gobierno que controla los tiempos de sus reivindicaciones en función de sus intereses. Claro que Iñigo Urkullu se siente feliz por el castigo ciudadano a España como referencia unitaria, pero que no le espere EH Bildu para proclamar la independencia.
Mientras, PSE-EE y PP buscan su hueco para no verse arrollados por el vendaval soberanista. Ambos partidos se esfuerzan, con distinta partitura eso sí, por introducir la variable de la crisis como razón de ser de la auténtica preocupación ciudadana. El lehendakari, Patxi López, lo quiere conseguir por el sutil procedimiento de sustanciar la auténtica razón de ser de manifestaciones tan multitudinarias como la de Barcelona: «la gente protesta porque se siente víctima de un agravio económico», diene a decir. Con este dardo, aisla el componente soberanista porque no le interesa para armar su argumento y prefiere agitar el dardo para criticar la ceguera política de Mariano Rajoy en materia autonómica.
Los populares, en cambio, han elegido el único camino que a Antonio Basagoiti, le queda libre: rescatar el tradicional discurso, ya conocido en Euskadi, del riesgo de fractura social que encarna la apuesta soberanista para demonizar el contubernio que advierte en los movimientos independentistas de EH Bildu y PNV. Y así, unos y otros, hasta el 21-O desde hoy, un día en el que se ha conocido que la economía de Euskadi ya va tan mal como la de España.
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 13/9/12