Alberto Ayala, EL CORREO, 24/6/12
El sondeo invita a López a retrasar las elecciones y confirma a Urkullu las aristas de la decisión que deberá tomar sobre posibles pactos
Todavía no se sabe cuándo serán las elecciones autonómicas, pero ya disponemos de una primera aproximación científica de cuál puede ser su desenlace. Eso sí, habrá que seguir muy atentos a los acontecimientos que se sucedan hasta entonces porque podrían mover la fotografía que muestra el sondeo de EL CORREO.
Existía una convicción bastante generalizada de que el PNV volverá a ser la minoría más votada en el primer Parlamento vasco del nuevo tiempo, ya sin ETA y con la izquierda abertzale tradicional de regreso. La encuesta lo confirma. Desaparece así la sombra del ‘sorpasso’. EH Bildu tendrá unos magníficos resultados, que le auparán al segundo puesto y que hará que el resto de partidos pierdan escaños. Pero hasta ahí. Ambas formaciones serán la cara de la moneda en la noche electoral.
La cruz la compartirán las dos formaciones de ámbito estatal. La gestión de Zapatero dejó maltrecho al socialismo español. Tanto PSOE como PSE han pospuesto la necesaria regeneración de ideas y también de caras. Y la gestión del Gobierno de Patxi López no parece haber generado el grado de aplauso necesario como para enjugar la desafección electoral que legó el segundo cuatrienio de ZP.
Algo parecido le ocurre al PP. Ni el cataclismo socialista ni el trabajado viaje al centro que ha capitaneado con acierto Antonio Basagoiti parece que vayan a servirle en las urnas. La dureza de los recortes que lleva a cabo el Gobierno Rajoy y su esperpéntica política de comunicación amenazan con dejar a los conservadores vascos sin juego en la próxima legislatura. A tener en cuenta también el elevado porcentaje de indecisos. Nada menos que uno de cada cuatro ciudadanos no sabe aún qué papeleta meterá en la urna. El porcentaje llega al 35% en Álava.
Si a las malas expectativas de voto socialistas unimos el dato anterior, y que un tercio de quienes proyectan abstenerse se reconocen afines al PSE, el lehendakari López habrá encontrado en el sondeo argumentos añadidos para intentar retrasar los comicios a su fecha, a 2013. El objetivo sigue siendo ganar tiempo para convencer a los desafectos propios y a los cabreados por los ajustes de Rajoy.
Pero el obstáculo sigue siendo económico. Por mucho que convenga al PSE agotar legislatura, el Gobierno vasco debería presentar un proyecto de Presupuestos si no quiere disolver el Parlamento antes de fin de año. Si la recaudación fiscal no repunta, y no parece, el texto debería incluir importantes recortes. Y a eso no están dispuestos los socialistas porque echaría abajo su imagen de guardianes del Estado de bienestar.
La otra gran cuestión a dirimir llegará el día después. El PNV tendrá que pactar para situar a Iñigo Urkullu como lehendakari. Pero, además, tendrá que decidir si busca o no un socio estable para formar un Gobierno de coalición o si suscribe un pacto parlamentario que se traduzca en un Ejecutivo fuerte contra la crisis. Y si el elegido es EH Bildu o el PSE. El PP parece descartado porque no sumarían mayoría absoluta.
La pugna por la hegemonía abertzale y la sima ideológica que separa a PNV y a EHB parecen rebajar al mínimo las posibilidades de que ésta sea la opción elegida. Todo apuntaba a que los jeltzales mirarían hacia PSE y PP. La disposición al acuerdo de ambos hubiera rebajado el precio. Si al final solo los socialistas otorgan la mayoría, al PNV se le encarecerá la factura.
La encuesta arroja un dato que pocos esperaban en Sabin Etxea: que la mayoría de los votantes jeltzales, de los jóvenes y de los clase media y alta, quieren la entente abertzale. No parece que este hecho lleve al EBB a virar y a decantarse por esta opción. Pero desestimarla tendrá un coste añadido más. Ni EHB ni algunos cuadros jeltzales lo olvidarán.
Alberto Ayala, EL CORREO, 24/6/12