LUIS VENTOSO – ABC – 16/10/15
· Dice que no entiende por qué ha tenido que ir a declarar…
Creo –o quiero creer– que Artur Mas i Gavarró es persona inteligente (se licenció en Económicas, llegó a presidente de una relevante comunidad autónoma y goza de un respetable patrimonio). Pero algunas de sus últimas proezas me han llevado a dudar del alto concepto que tengo de él. Muy vivaz no debe de ser si siendo el delfín de Pujol y su mano derecha asegura que no se coscó jamás de que el honorable y su clan habían montado una trama para saquear los fondos públicos de Cataluña.
Como secretario general de Convergencia tampoco se dio cuenta –dice– de que su partido había institucionalizado una mordida del 3%. Como estratega político muy fino no parece: cada vez que convoca una nuevas elecciones anticipadas para apuntalar su alicaída figura se despeña y ha dinamitado la coalición con Unió hegemónica durante décadas. Su capacidad de gestión también resulta dudosa: ha convertido la deuda catalana en bono basura, varios peldaños por debajo de la gallega, por ejemplo; es incapaz de cuadrar unos presupuestos en plazo y descuida lesivamente la administración del día a día, porque todo el gas se va en la liberación mística del pueblo elegido. Por último, su relación con la realidad parece difusa: el hombre se ha empecinado en que todos los catalanes quieren dejar de ser españoles, pero los datos empíricos insisten en que la mayoría desean justo lo contario, seguir en España.
Pero a pesar de que falla más que los guiones de Almodóvar, yo sigo creyendo que Artur Mas es un hombre inteligente, por eso me ha sorprendido que ayer un personaje de su capacidad dejase esta frase en el juzgado: «No entiendo por qué estoy aquí». Con todo el cariño, ayudémosle a resolver su duda. Querido Artur, estás en el banquillo en calidad de posible delincuente por un motivo sencillo: porque siendo el presidente de una comunidad autónoma, y por tanto el máximo representante del Estado en ella, un día de noviembre de 2014 decidiste fumarte un mandato del tribunal que vela por el cumplimiento de la Constitución, la norma máxima de un país democrático, y optaste por saltarte las leyes a la torera. ¿Y por qué lo hiciste con tanta alegría? En primer lugar, porque cegado por el fanatismo considerabas que todo el pueblo catalán te acompañaba en tu quimera, cuando no es así. En segundo lugar, porque dabas por hecho que no te pasaría nada, pues debido a una inadmisible abulia del Estado previamente habías incumplido impunemente numerosas sentencias.
Pero había un problema, querido Artur: un desacato como el tuyo no se admite en ningún país democrático equiparable a España (los nacionalistas de Quebec y Escocia observan las leyes de sus estados) y por eso, sintiéndolo mucho, tienes que pasar por el banquillo. Porque si la ley admitiese excepciones, como reclama la gran Ada Colau, se convertiría en un clínex. Y si la Justicia declarase que los presidentes autonómicos insumisos son intocables volveríamos raudo al totalitarismo. Por eso, Artur, por mucha fanfarria que te acompañe a declarar, la razón no te secunda. En un país de esos que se respetan a sí mismos y son democracias viejas estarías ya inhabilitado, por largos años y con el aplauso general.
LUIS VENTOSO – ABC – 16/10/15