EL MUNDO 11/12/14
ARCADI ESPADA
EL JEFE de Podéis ha reclamado la autoría intelectual del mensaje nuclear de la noche de los mensajes cortos. Saben, aquel que diu… «¿Aznar de rositas? ¿Lo llaman jornada de reflexión y Urdaci trabajando? Hoy 13-M a las 18.00. Sede del PP, calle Génova 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. Pásalo». Yo pensaba que semejante padre predicador del copyleft se contentaría, como los copleros, con la secreta vanidad de que figurara Popular en sus creaciones. Pero quiere cobrar derechos en su loca ascesis hacia el aburguesamiento. Hay una coherencia intachable en su reivindicación. La noche de los mensajes cortos inaugura la era de la patota, ese golpismo del pueblo, del que el 15-M, los escraches y la telepolítica basura serán otros ejemplos exitosos. Es natural que el Jefe reclame el copyright. Algo más cómico, pero explicable, es que el Partido Socialista haya reclamado la autoría. Es verdad que corre el riesgo de que le llamen patotero, pero lo que perdería a cambio es notable. Dos legislaturas admitiendo en sordina, con esa sonrisa que garabatea a veces la vergüenza, que Pérez Fouché lo organizó todo no pueden dilapidarse suavemente. Por lo demás, Podéis dispone sobre esa noche de una superioridad acumulada: aún no se ha descubierto a ningún dirigente del PSOE gritándole asesino a Aznar como se lo grita el podemista Monedero en el vídeo de Telemadrid que rescató Periodista Digital.
Yo comprendo que Podéis y sus responsables pretendan convencer a los ciudadanos de que unos miles de mensajes cortos bastaron para hacer caer a un gobierno. Reivindicar la potencia subversiva del sms se adecua perfectamente a su visión del mundo y de la patota y sobre todo los hace mucho más cool; del mismo modo que han pretendido convencernos de que han sido La Tuerka y las redes, y no la telebasura, las razones de su éxito. Pero lo que no comprendo es la pasividad que demuestra Iñaki Gabilondo en la entrevista que le hacen en La Tuerka, que fue donde el Jefe reclamó el copyright del mensaje liminal. Hace años, en una casa junto a un lago, escuché obsesivo la programación de la Ser entre el 11 y el 14 de marzo. Mensajitos cortos, dice el Jefecillo… Qué extrema vanidad la de intentar arrebatarle la convocatoria, su eco, la fuerza y el mando de la patota a su entrevistado. Y qué extrema humildad la de Gabilondo, indiferente a reclamar las regalías que él y su emisora que tan justamente merecen.