EL CORREO 17/06/13
La Policía vasca admite que el intento de ataque a una patrulla dejó indicios «desconcertantes» que obligan a estudiar todas las hipótesis
La Ertzaintza maneja la hipótesis de que el intento de emboscada con ‘cócteles molotov’ y decenas de piedras registrado a mediados de abril contra una patrulla de la Policía vasca en Legazpi pudo ser preparado por un grupo de ‘skins’ de extrema izquierda. Mes y medio después de que se produjese el incidente en la localidad guipuzcoana, la Policía autonómica mantiene todavía abiertas diversas líneas de investigación, pero en las últimas semanas ha cobrado fuerza la posibilidad de que el acto de violencia callejera fuese cometido por algunos encapuchados que, en principio, no tendrían relación directa con la izquierda abertzale, según ha podido saber EL CORREO de fuentes policiales.
Los agentes encargados de la investigación no descartaron ninguna hipótesis desde el primer momento en el que se conoció lo ocurrido durante la madrugada del pasado 21 de abril, el mismo fin de semana en el que se celebró la consulta sobre el polémico sistema de recogida de basuras puerta a puerta. A primera vista, una vez construido el primer relato de los hechos, el ‘modus operandi’ recordaba a los peores ataques de kale borroka de las últimas décadas. Muchos de ellos dirigidos, precisamente, contra los policías vascos. La utilización de un contenedor en llamas en las inmediaciones del instituto Olazabal como cebo para atraer a las patrullas y el hallazgo de decenas de piedras de grandes dimensiones y de cuatro botellas con líquido inflamable dispararon todas las alarmas entre los agentes que patrullan las calles y sembraron el desconcierto en los expertos en antiterrorismo de la Policía vasca, ya que la información de la que disponían no apuntaba a que se pudiese producir desde el entorno del MLNV un ataque organizado de estas características. Este intento de encerrona, de hecho, constituye la acción de violencia callejera más grave desde que ETA anunció el cese definitivo de la violencia en octubre de 2011.
Desde los primeros compases de la investigación se han detectado datos que obligan a contemplar otras hipótesis. Para empezar, surgen diversas preguntas sobre algunos indicios «desconcertantes». ¿Por qué los cuatro encapuchados salieron huyendo sin consumar el ataque y dejaron allí los cócteles y las piedras? Las cámaras de seguridad ubicadas en las inmediaciones permitieron discernir que las botellas no habían sido depositadas en el lugar por casualidad. Los ertzainas de la comisaría de Zumarraga creen que los encapuchados se asustaron al ver que el coche policial apareció por un sitio que no habían previsto y pensaron que habían sido descubiertos, por lo que optaron por marcharse lo más rápido posible. Otras fuentes, sin embargo, interpretan la huida como un signo de que los autores del ataque «no estaban bien preparados». Un hecho –apuntan– que se refuerza por la composición de los artefactos, distinta a la utilizada habitualmente en los ataques de kale borroka registrados en Euskadi, lo que alimenta la hipótesis de que los encapuchados no estarían vinculados directamente con la izquierda abertzale más radical.
A un autobús
Además, apenas unas semanas después de lo ocurrido en el instituto Olazabal, también se produjo cerca de Legazpi un ataque a un autobús que los investigadores de la Ertzaintza relacionaron con un grupo de ‘skin heads’ que está asentado en el territorio y que han sido identificados por cometer actos vandálicos en eventos deportivos, entre otros. Este hecho, unido a una serie de indicios que han sido recabados en las últimas semanas, alimenta entre algunos analistas la idea de que los autores de los sabotajes de Legazpi podrían pertenecer a los mismos grupos de radicales de extrema izquierda.
Todas las fuentes consultadas insisten, en todo caso, en que no se ha cerrado ninguna línea de investigación, que ha sido encomendada a un grupo de agentes destinados en Zumarraga. De hecho, en una reunión celebrada en la comisaría poco después del intento de ataque se produjo un intenso intercambio de opiniones entre algunos representantes de la División Antiterrorista y de Información –quienes argumentaban que de momento no se puede eliminar ninguna teoría– y otros analistas que insistían en la hipótesis de los grupos de radicales ajenos a la izquierda abertzale.
Fuentes de la Ertzaintza aseguran, en cualquier caso, que el Departamento de Seguridad ha tratado de rebajar la gravedad de lo ocurrido desde el primer momento e insisten en que «no se puede descartar nada». La actitud de la consejería –señalan estos medios– se debería al hecho de que admitir que se trata de un ataque de kale borroka de radicales vinculados a la antigua Batasuna cuestionaría, en gran medida, muchas de las iniciativas –como las medidas de autoprotección o las patrullas a pie– que se están poniendo en práctica para adaptar a la Policía vasca al final del terrorismo de ETA.