La Ertzaintza ve tácticas de la kale borroka en los ataques a bancos y comercios

EL CORREO 02/05/14

· Una treintena de locales sufrieron daños durante una oleada de sabotajes que se extendió ayer por una decena de localidades vascas.

LAS CLAVES
· Excusa Los investigadores creen que los violentos se esconden detrás de protestas sociales.
· Gravedad El incidente más grave ocurrió en Bilbao, con 40 encapuchados sembrando el pánico en el Casco Viejo.

La Ertzaintza cree que la oleada de sabotajes que se registró entre la medianoche del miércoles y la tarde de ayer en una decena de localidades vascas aprovechando los actos del Primero de Mayo, y con apariencia de protestas antisistema, se realizaron en realidad por grupos vinculados con los sectores más radicales de la izquierda abertzale. Una treintena de bancos y comercios resultaron con daños «cuantiosos», según el Gobierno vasco, en un rebrote de kale borroka como hacía tiempo no se presenciaba en las calles de Euskadi. No se produjeron detenciones.

El incidente más grave ocurrió pasadas las dos de la tarde en el Casco Viejo de Bilbao, poco después de terminar las manifestaciones convocadas por el Primero de Mayo, cuando cerca de 40 encapuchados sembraron el pánico en un ataque que apenas se prolongó diez minutos, pero que causó desperfectos en cerca de una decena de establecimientos.

Los vándalos comenzaron los sabotajes en la zona próxima a la plaza de Unamuno, para después desplegarse por varias calles de la parte vieja de la capital vizcaína. En su recorrido rompieron con mazas diversos escaparates de al menos cinco sucursales bancarias y cuatro comercios. Varios testigos describieron a los atacantes como «jóvenes» que actuaron de una forma «rápida». De hecho, el grupo se disolvió en menos de diez minutos a la altura de la calle Ronda, antes de la llegada de las furgonetas de la Ertzaintza. Los agentes encontraron algunas de las mazas empleadas en los incidentes.

Sin embargo, las algaradas habían comenzado varias horas antes en Durango, cuando otro grupo de desconocidos lanzó diversos artefactos incendiarios contra siete entidades bancarias ubicadas en la Plaza Eskurdi y la calle Goenkale alrededor de la medianoche del miércoles. Los cócteles molotov quemaron los cajeros automáticos y ennegrecieron las puertas de las sucursales, además de romper los cristales.

A partir de ahí se sucedieron los sabotajes. El siguiente sucedió en la calle Consulado de Bilbao, en Erandio, alrededor de las dos de la madrugada de ayer. Los encapuchados rompieron con mazas los cristales de c uatro entidades financieras y provocaron daños en los cajeros. Media hora después, fueron destrozados los cristales de tres oficinas situadas en Leioa. La Ertzaintza también informó de pintadas en sucursales de Portugalete, Plentzia, Zaldibar, Gernika y Oñati, donde se lanzó pintura a cuatro cajeros.

A diferencia de lo que ocurrió hace un mes durante la celebración de un foro económico en Bilbao, cuando decenas de manifestantes sembraron el pánico en la Gran Vía y la Ertzaintza optó por no intervenir para evitar «males mayores», la Policía vasca no pudo impedir las algaradas de ayer.

Informe interno

Las fuerzas de seguridad están convencidas de que todos estos altercados están realizados por grupos vinculados a los sectores más radicales de la izquierda abertzale, que aprovechan cualquier contexto ‘social’ –huelgas, protestas contra la situación económica…– para reavivar la kale borroka.

Esta convicción no es nueva. Hace un año, una sucesión de ataques similares a los de ayer encendieron las alarmas de los responsables de la Ertzaintza. Los investigadores elaboraron un informe interno cuyas conclusiones eran nítidas. A pesar de que ningún grupo afín al MLNV había reivindicado los sabotajes, los expertos señalaban que el ‘modus operandi’, las evidencias localizadas en el lugar de los hechos y el tipo de objetivo atacado demostraban que los autores estaban relacionados de una u otra manera con la izquierda radical.

La única novedad significativa sería el cambio «en sus formas reiv indicativas», ya que aluden a «motivaciones anticapitalistas o antisistema». En la mayoría de las acciones contabilizadas hasta la fecha no ha habido ninguna mención a cuestiones como ETA o la situación de los presos. Las referencias a los reclusos de la banda sólo han surgido en situaciones muy concretas y de forma aislada.

Los investigadores creen que los autores de los sabotajes son conscientes de que cualquier mensaje vinculado con el llamado «conflicto político» podría generar un serio problema a la izquierda abertzale y convertirse en un argumento para reforzar a los sectores partidarios de ilegalizar a Sortu. De hecho, tanto esta formación como EH Bildu suelen rechazar este tipo de incidentes y los sitúan fuera de cualquier solución «democrática» en un intento de alejarse de unos altercados que no le benefician políticamente.

Pero, aun así, los investigadores de la Policía vasca son conscientes de que detrás de los últimos episodios vandálicos se esconden los mismos sectores que protagonizaban hace unos años, antes de que ETA decretase el cese de su actividad armada en octubre de 2012, las acciones de kale borroka.

Versión oficial

Una tesis que, sin embargo, choca con la versión oficial del Departamento de Seguridad dirigido por Estefanía Beltrán de Heredia, empeñado en recalcar que la kale borroka ha desaparecido tal y como se entendía mientras ETA atentaba. Para la consejería, todos estos altercados hay que situarlos en un contexto de protesta social, muy similar al que se puede dar en otros lugares de España. Es decir, no habría una especificidad vasca.

Los investigadores, sin embargo, insisten en que sólo se trata de una «excusa». De hecho, sospechan que las algaradas se pueden reproducir mañana en Bilbao, cuando se celebre una marcha convocada para protestar por el deterioro de la situación económica.

EL CORREO 02/05/14