LIBERTAD DIGITAL 25/10/15
· Religiosos separatistas y «cristianos de base» acaparan poder en la organización antisistema, radical y referente batasuno en Cataluña.
La Candidatura de Unidad Popular (CUP) rebasa en ortodoxia revolucionaria a los sectores más a la izquierda de Podemos. Es un partido de base asamblearia, separatista y cuyos planteamientos pasan por abandonar la Unión Europea y el euro, crear monedas locales para fomentar el comercio «justo» y de «proximidad», dejar de pagar la deuda y expropiar las empresas públicas que hayan sido privatizadas. De sus diez diputados depende que Mas sea investido presidente de la Generalidad o se tengan que convocar nuevas elecciones autonómicas a celebrar en marzo del próximo año.
En materia de religión, las reuniones de la CUP pueden parecer una excursión a la capilla de la Complutense de Rita Maestre y sus amigas, pero tras una primera capa de anticlericalismo aparece un partido entre cuyos dirigentes y militantes hay un gran número de «cristianos de base» y múltiples complicidades con la «iglesia catalana» alineada a favor del proceso separatista y el «derecho a decidir». De hecho, una de las negociadoras de la CUP con «Junts pel Sí» es Eulàlia Reguant Cura, miembro de la asociación de derecho canónico del arzobispado de Barcelona «Justícia i Pau» (dirigida por Arcadi Oliveras, quien junto a la monja Teresa Forcades copreside el partido «Procés Constituent») y colaboradora habitual de «Ràdio Estel», la emisora oficial de la Iglesia en Cataluña, según informa en un extenso reportaje titulado «La CUP que recomendó el obispo Novell» la página católica «germinansgerminabit.org». Reguant combina las teorías sobre la sostenibilidad y el diabólico capital con una filiación católica, pero no de carácter universal, sino catalanista.
Los curas adalides del proceso
Además de Reguant, el separatismo catalán, avanza el texto de «Germinans», tiene otras figuras próximas a la CUP, como el marista Lluís Sierra o el claretiano Màxim Muñoz, natural de Zarza Capilla (Badajoz), connotados por sus posiciones separatistas. En la misma línea están los responsables de la revista de los franciscanos «Catalunya Franciscana». Fra Josep Manuel Vallejo fue el encargado de entrevistar en la citada publicación a David Fernàndez, quien a pesar de declararse ateo concedió a la revista la exclusiva de que cada vez que viaja a Madrid visita la parroquia de San Carlos Borromeo. También los capuchinos tienen en sus oraciones a la CUP y de hecho contaron con David Fernández para un coloquio sobre la pobreza en el que se atribuyeron todas sus causas al capitalismo feroz.
Entre los simpatizantes de la formación radical también se cuenta el obispo de Solsona, Xavier Novell, quien en una carta pastoral de cara a las pasadas elecciones pedía que doblaran las campanas de todas las parroquias porque llegaba «el día de la libertad» y solicitaba abiertamente el voto para las dos candidaturas separatistas.
El resto de los obispos catalanes, en una pastoral del 7 de septiembre manifestaban su «amor a la patria catalana», pero eso era insuficiente para Novell, quien ante la negativa de sus compañeros de episcopado a apoyar directamente a «Junts pel Sí» y la CUP, elaboró un particular llamamiento al voto.
Presiones internas en la CUP a favor de Mas
Además de las presiones externas para que los nuevos diputados «cuperos» apoyen a Mas, en la CUP también hay presiones internas, las derivadas de esa parte de la comunidad católica que milita en el partido más por su carácter antiespañol que antisistema. Esa corriente podría decantar la balanza a favor de un Mas cada vez más debilitado por la corrupción en el partido que dirige, en la administración que preside y en su entorno personal, que incluye al evasor confeso Jordi Pujol entre los asesores áulicos. Sin embargo, la mayoría de cargos y mandos de la CUP se inclinan por cumplir su promesa de campaña de no votar a favor de quien reprochan los recortes y la corrupción generalizada.
Sea como fuere, la «església» no se reduce a las monjas Forcades, a la que Podemos no aceptó como candidata en Cataluña (en lo que se demostró un error crucial), y Lucia Caram, la religiosa tucumana que fue amonestada por el Vaticano por su proselitismo a favor de Convergencia, el partido del pellizco del 3%.
El caso Charamsa
Otro de los grandes apoyos del proceso separatista ha sido el sacerdote Krysztof Charamsa, a quien ya se ha prohibido usar el hábito. Charamsa fue el gran teólogo del Vaticano, según los medios de comunicación públicos en Cataluña, que fue entrevistado en los días previos al 27-S. Presentado como un importantísimo miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Charamsa alegaba que nada había en el derecho canónico que contradijese el «derecho a decidir».
Pasados los comicios, Charamsa se convirtió de nuevo en notica, pero esta vez porque en la víspera del comienzo del Sínodo de la Familia reveló a Il Corriere de la Sera que era homosexual. Presentó a su novio en una multitudinaria rueda de prensa. Resultó ser un informático catalán partidario del separatismo. Ambos ya conviven en Barcelona, en el barrio conocido como «gayeixample» por sus negocios dedicados a la comunidad homosexual.