EL MUNDO – 21/05/16 – LUCÍA MÉNDEZ
· El sugestivo escritor británico Terry Eagleton ha vuelto a sorprender con Esperanza sin optimismo. El ensayo es erudito, como todos los suyos, y, resumiendo mucho, se decanta por la superioridad moral de la esperanza –examinada a la luz de la historia y de la obra de los grandes pensadores– frente al optimismo de las religiones y de las ideologías. Eagleton exprime el concepto de esperanza con todo su sentido crítico. Así la define. «La esperanza es un junco esbelto, un castillo en el aire, una compañera agradable pero mala guía, buena salsa pero comida escasa».
Es decir, algo que se parece mucho a Pedro Sánchez. Un junco esbelto. Un castillo en el aire. Alguien que cultiva la virtud teologal de la esperanza, cuya secuela torcida y penosa –como se sabe– es el autoengaño. Según Alexander Pope, la esperanza es una ficción terapéutica que nos mantiene vivos convenciéndonos de que persigamos una quimera tras otra. Pedro Sánchez persiguió la quimera de ganar las elecciones del 20-D y ahora busca no quedar tercero. Quién sabe si otra quimera.
Esperanza sin optimismo es el estado natural de Sánchez y del PSOE ante el 26-J. Una vez que el partido entero –con esa huidiza alternativa llamada Susana Díaz– decidió abonarse a la resignación, no tiene más camino que adorar a la esperanza. La esperanza de que una cantidad apreciable de españoles siga queriendo al partido tanto como para olvidar los cantos de sirena del líder radical. Y de que sigan temiendo al comunismo como antaño y aprecien alguna utilidad en meter la papeleta del PSOE.
Eagleton habla en el libro del influjo del pasado en el presente. «Gran parte del presente consiste en un esfuerzo por recuperar lo que se ha perdido irremediablemente». Es lo que intentan Sánchez y el PSOE. Recuperar el encanto de Felipe González –perdido irremediablemente según se desprende de su evolución vital– y el discurso de Suárez. El último hallazgo de márketing de la factoría Ferraz. Aunque será difícil que el público asocie a Sánchez con el único héroe póstumo de la patria constitucional.
Paradójicamente, sostiene Eagleton, el caso ejemplar de la esperanza es la tragedia, «al menos, la clase de tragedia en la que la esperanza dependerá de lo que logre sobrevivir a la catástrofe». En ello estará el PSOE el 26 de junio por la noche.
EL MUNDO – 21/05/16 – LUCÍA MÉNDEZ