FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO 15/04/14
· Hace ya algún tiempo que la izquierda abertzale ha puesto sus ojos en Cataluña y observa con admiración los movimientos independentistas del nacionalismo de ese territorio. Los observa y los copia como se ha visto este domingo en la localidad navarra de Etxarri Aranatz donde celebraron una consulta sobre la independencia.
La consulta de Etxarri Aranatz sigue el ejemplo de la localidad de Arenys de Munt que, en septiembre de 2009, organizó un referéndum independentista que luego fue imitado por otros muchos municipios catalanes. Saben que esa votación no tiene ningún valor legal, pero la utilizan como mecanismo para agitar las aguas del soberanismo. Lo mismo ocurre con la cadena humana convocada para unir Durango con Pamplona, que copia una iniciativa similar a la que los independentistas catalanes realizaron el pasado 11 de septiembre, imitando lo que habían hecho ciudadanos de Lituania, Estonia y Letonia en agosto de 1989. La ‘cadena báltica’ se adaptó como ‘vía catalana’ y esta se presentará como ‘vía vasca’ dentro de un par de meses.
La izquierda abertzale, con ETA incluida, había ejercido el liderazgo de los movimientos independentistas que querían romper con España. Los más radicales catalanes venían al País Vasco a aprender y en las elecciones europeas ponían sus votos al servicio del candidato de Batasuna. Ahora, son los sucesores de Batasuna los que siguen los pasos de lo que se hace en Cataluña.
A la izquierda abertzale le gustó, de partida, la unión conseguida por los partidos nacionalistas catalanes en defensa de la independencia y también la actitud de desafío frente a Madrid, la disposición a actuar unilateralmente sin respetar las reglas del Estado de derecho. Ahora han sacado una lección nueva que expuso el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, tras la última reunión de la ponencia de autogobierno: la radicalidad independentista tiene que estar arropada en la calle por una movilización social importante porque si no el Estado la neutraliza sin consecuencias. Ponen como ejemplo lo ocurrido con el Plan Ibarretxe, que se desinfló después de que el Congreso y los tribunales paralizaran las iniciativas del lehendakari.
La lección catalana que predican en este momento consiste en activar una movilización social en el País Vasco como la que está en marcha en Cataluña para aspirar a tener éxito en el pulso con el Estado. Esa es la tarea que se han marcado porque en este momento no existe esa movilización y porque, además, no cuentan con la adhesión del PNV, que sigue contemplando con frialdad la ‘vía catalana’.