Opinión, EL MUNDO, 14/8/11
La coalición insiste en equiparar a los asesinados con sus verdugos
LAS ASOCIACIONES de víctimas de ETA no se prestaron ayer al último escarnio del acalde de San Sebastián, de Bildu. Izagirre les había invitado a participar en una recepción en el ayuntamiento «por los derechos humanos» –todo un sarcasmo– junto a Etxerat, la organización de familiares de presos de la banda terrorista. La invitación era una burla y una trampa. Burla, porque buscaba poner en un plano de igualdad a las víctimas y a sus verdugos, en una monstruosa equiparación. Trampa, porque la única intención del alcalde donostiarra con esa encerrona era profundizar en la estrategia de Bildu que trata de presentar como intolerantes y contrarios a la reconciliación a quienes han sufrido el zarpazo terrorista. Izagirre, que recién llegado a la Alcaldía desafió la legalidad constitucional retirando la bandera española y el retrato del Rey, aplica una táctica perversa con la que la coalición abertzale siempre gana: si los colectivos de víctimas hubiesen aceptado la invitación, Bildu se jactaría de avanzar en esa tan cacareada «normalización» que equipara a los asesinos con los asesinados. Dado que Covite y la Fundación Gregorio Ordóñez no mordieron el anzuelo, Bildu clamará ahora que son esas asociaciones las que rechazan su mano tendida. Ese retorcido razonamiento omite por supuesto todas las deudas aún por saldar: ETA sigue sin dejar las armas y sus representantes no sólo no condenan sus atentados sino que tampoco muestran el más mínimo arrepentimiento.
Opinión, EL MUNDO, 14/8/11