IGNACIO CAMACHO – ABC – 23/12/15
· Pablo Iglesias se ha despojado del ropaje socialdemócrata como un actor que acaba una función agotado del disfraz.
Se han venido arriba. Con 69 diputados creen haber activado la palanca del cambio de régimen y se han puesto a cantar por Quilapayún, elpueblounidojamásserávencido, y por Paco Ibáñez, himnos civiles de una Transición que se quieren cargar. Apenas acabado el recuento, Pablo Iglesias se despojó del ropaje socialdemócrata como un actor que acaba una función agotado del disfraz.
Cargados de adrenalina política han recuperado en unas horas el lenguaje bolivariano, el del proceso constituyente, la unidad popular y los derechos sociales, que en su semántica populista tienen prioridad sobre las libertades individuales. Ada Colau habla de «revolución democrática», un sintagma chavista, y toda la dirigencia se ha lanzado una escalada retórica que recupera la agresividad rupturista enterrada durante la campaña. Han regresado a su identidad fundacional, al discurso antisistema blanqueado por electoralismo táctico, a la dureza dialéctica que sólo Monedero mantenía desembozada durante el período de maniobras de camuflaje.
Sucede con Podemos que su electorado es refractario a las contradicciones y al ocultamiento, simplemente porque no se engaña. La mayoría de sus votantes tiene claro el objetivo estratégico y tolera con pragmático leninismo cualquier sesgo operativo que conduzca a la meta. Si los reclaman en las urnas van a las urnas; si los llaman a la calle irán a la calle. La moderación programática no es más que un giro oportunista, un paso atrás previo al salto adelante. Ahora toca acelerar y en los ayuntamientos, que han conservado la formalidad institucional durante seis meses, va a empezar el demarraje.
La situación poselectoral, con su paisaje borroso y sus contornos de incertidumbre, es propicia para el activismo de los que no dudan. Forjados en la ideología del asalto y en la técnica de las condiciones objetivas, encuentran en la indecisión de la mayoría el clima preciso para el abordaje. Si algo han mostrado durante la campaña es que disponen de organización, disciplina, resistencia y moral de combate. Dueños de las redes sociales, llevan enorme ventaja en la difusión de mensajes. Hicieron la mejor prospectiva y quizá sean ahora los que sepan hacer el mejor análisis.
Además, tienen la llave. Si la investidura de Rajoy fracasa, como parece probable, Iglesias decidirá sobre la de Sánchez. Puede hacerlo presidente para mantenerlo de rehén hasta que le convenga o ponerle un listón insalvable –la autodeterminación catalana– que provoque nuevos comicios en primavera. Sus elecciones no eran las del domingo, sino las próximas, en las que se presentará, sean cuando sean, como el macho alfa de la izquierda. Bloque contra bloque, pueblo contra casta, revolución contra sistema. Este tiempo indeterminado de transiciones, tanteos e intrigas lo va a aprovechar, si los socialistas no saben impedirlo, para limpiar de obstáculos la palestra.
IGNACIO CAMACHO – ABC – 23/12/15