EL MUNDO 20/10/13
· Los comisarios que se han visto con Mas no contemplan una Cataluña independiente
· Avalan con rotundidad la postura oficial: de inmediato quedaría fuera de la Unión
En su última visita a Bruselas, el 30 de septiembre, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, relativizó la advertencia que unas semanas antes había lanzado el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Competencia, Joaquín Almunia, sobre la inmediata salida de Cataluña de la UE en el hipotético caso de que se independice. «Es sólo una opinión de 28», menospreció Mas, recordando que la valoración de Almunia «no es neutral» porque «representa al Estado español».
Pero lo que Mas no dijo es que todos los comisarios europeos con los que se ha reunido en sus viajes a Bruselas tienen la misma opinión que Almunia, que es, a su vez, la posición oficial que el Ejecutivo comunitario ha dejado por escrito en una respuesta parlamentaria.
Tal vez ni siquiera el líder de CiU conoce la opinión de los comisarios con los que ha despachado en el último año porque ha eludido plantearles la cuestión soberanista. EL MUNDO sí ha preguntado a estos políticos –o a sus portavoces– sobre la consecuencia que tendría la independencia y la respuesta ha sido unánime: todos suscriben la versión oficial de la Comisión.
La opinión coincidente de estos políticos no es el resultado de una disciplina de pensamiento impuesta por el presidente de la Comisión, como cabría esperar de los ministros en un Gobierno nacional. En Bruselas cada comisario representa a un país y a ideologías muy diversas, y es frecuente encontrar disparidad de pareceres en temas muy sensibles. Sin embargo, la independencia de Cataluña y su posición respecto a la UE no es uno de ellos.
El president ha viajado siete veces a Bruselas, donde se ha reunido con media docena de comisarios y con los presidentes de las tres principales instituciones comunitarias. Hace tres semanas visitó a los vicepresidentes de Asuntos Económicos, Olli Rehn; de Administración, Maros Sefkovic, y el comisario de Empleo, Laszlo Andor. Éste último reconoce que Mas «no le planteó» el tema de la independencia y que no es un asunto sobre el que tenga que pronunciarse: «La Comisión Europea ya lo ha dicho todo y no hay más que añadir», dice el político húngaro.
Sus colegas de Economía y Administración –finlandés y eslovaco, respectivamente– también admiten que no discutieron esta cuestión y se ciñen a la versión que Bruselas ya ha repetido. «El vicepresidente no tiene nada que comentar sobre el estatus de Cataluña respecto a la UE en caso de una posible independencia. La Comisión tiene una posición oficial al respecto», responde Antony Gravili, portavoz del vicepresidente Sefkovic. En términos parecidos se expresa también Olli Rehn a través de su portavoz, Simon O’Connor.
La respuesta formal de Bruselas no deja lugar a interpretaciones. A la Comisión le cogió con el pie cambiado el desafío soberanista de Mas hace un año y se mostró dubitativa sobre los efectos que tendría para un territorio de un Estado miembro su escisión de dicho Estado.
Fue el presidente de la Comisión, Jose Manuel Durao Barroso, quien despejó la incertidumbre inicial con un claro mensaje en la Cumbre Iberoamericana de Cádiz de 2012: «La situación jurídica no ha cambiado desde 2004, ya que el Tratado de Lisboa no ha introducido ningún cambio a este respecto, y por tanto, puedo confirmar que la posición de la Comisión en esta cuestión sigue siendo la misma». Barroso se refería a la respuesta que dio el entonces presidente de la Comisión, Romano Prodi, quien dijo que «cuando una parte de un territorio de un Estado miembro deja de formar parte de ese Estado los tratados dejarán de aplicarse a ese nuevo Estado».
A esta respuesta se acogen los comisarios de Interior, Cecilia Malsmtröm; Cultura y Multilingüismo, Androulla Vassiliou, y Energía, Gunter Oettinger. Los tres políticos –nada sospechosos de tener animadversión a Cataluña– se reunieron con Mas el pasado abril, cuando el líder de CiU reconoció que su planteamiento soberanista generaba «cierta preocupación» en las instituciones comunitarias. La comisaria Vassiliou compartió con Mas «la importancia del catalán en el mosaico cultural europeo», pero rechazó prestar algún apoyo, ni siquiera de carácter personal, a sus ideas independentistas.
Tampoco el político catalán encontró en aquella visita la complicidad del presidente de Flandes, Kris Peeters, miembro del partido nacionalista CD&V. «Mi partido no quiere la independencia, y Bélgica como estado federal aún tiene un valor para Flandes», había dicho previamente en una rueda de prensa delante del propio Mas.
El último viaje de Mas a Bruselas estuvo protagonizado por el plantón que Durao Barroso ingenió para evitar hacerse la foto con el político independentista, alegando cuestiones de agenda. En una rueda de prensa posterior, Mas relativizó este quiebro y recordó que ya había mantenido encuentros con Barroso y sus homólogos en el Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y la Eurocámara, Martin Schulz.
Así fue. En 2011 despachó con Barroso y Van Rompuy, dos políticos que de forma individual han rechazado la posibilidad de que Cataluña permanezca en la UE como un nuevo Estado. «Nadie obtendrá nada del separatismo en el mundo de hoy, que, guste o no guste, es globalizado», señaló meses después el belga, que representa la versión más moderada del nacionalismo flamenco.
Más tajante ha sido Barroso varias veces, la última con motivo del debate sobre el estado de la Unión el pasado septiembre: «Si hay un nuevo Estado, deberá postularse para su adhesión y se deberían llevar a cabo negociaciones para su entrada».
Martin Schulz ha sido el último presidente en reunirse con Mas, en 2012, y también el más tibio a la hora de plantear su opinión sobre Cataluña. En una visita reciente a España, el socialista alemán tan sólo recordó que se trata «de un problema interno de España y no de la UE».
Rosell aplaude las advertencias de Duran
El presidente de la CEOE, Juan Rosell, aplaudió ayer la intermediación y visión del líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, en el choque a cuenta del debate sobre la secesión de Cataluña. Después de que Duran advirtiese al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de que la inacción puede propiciar una declaración unilateral de independencia, Rosell destacó que el democristiano «es de las pocas personas que tienen información de ambos lados respecto a lo que está ocurriendo» con el proceso soberanista. El presidente de la CEOE añadió que «la sociedad catalana está muy preocupada y muy crispada porque lo que está pasando en Cataluña no se interpreta ni en Madrid ni en Europa» y urgió al diálogo.