EL PAÍS, 5/10/12
Escenario inédito ante la ausencia de la banda y la presencia de todas las opciones política
PNV y EH Bildu encabezan las intenciones de voto
Campaña a pie de calle
Euskadi decide su suerte electoral el 21-O en un escenario jamás conocido. Un día después del primer aniversario de la renuncia de ETA a la violencia, 1,7 millones de vascos podrán elegir su voto entre todas las sensibilidades políticas para conformar con absoluta seguridad un Parlamento con holgada mayoría nacionalista por la fuerza tractora que acumulan PNV y EH Bildu, claros favoritos.
¿Quién ganará? El PNV, eterno vencedor a excepción de aquel triunfo en escaños de Txiki Benegas (PSE) aprovechando en 1986 la escisión Arzalluz-Garaikoetxea, es el favorito tradicional. Ahora bien, en susbatzokis metabolizan, como ya hicieron ante la mediática operación Mayor Oreja-Redondo, la amenaza directa que ahora supone la presencia de EH Bildu, la izquierda abertzale tradicional como le gusta definirla a Iñigo Urkullu. Este se juega su prestigio interno al concurrir por primera vez como candidato a lehendakari cuando aún mantiene su condición de presidente del partido, una acumulación de poder hasta ahora considerada anatema.
El PNV se asocia en Euskadi al poder, donde ha permanecido instalado durante 30 años hasta que un acuerdo para formar mayoría (38 de 75 escaños) entre el PSE-EE y el PP, y del que paradójicamente renegó el pasado miércoles Patxi López, propició la retirada de la vida política de Juan José Ibarretxe, a pesar de su victoria, con 30 parlamentarios, en los comicios de 2009.
Irritado desde entonces, ariete impenitente durante la actual legislatura contra un Gobierno socialista al que le costó meses reconocer, el PNV siempre confió en que la apuesta de la izquierdaabertzale por las vías políticas, consecuencia directa de la llegada de la paz, le facilitaría, aunque fuera su rival directo, la recuperación de Ajuria-Enea, sede oficial del lehendakari. Es, sin duda, el pronóstico mayoritariamente aceptado cuando hoy comienza la campaña.
Para no estropear tan optimistas previsiones, Urkullu ha elegido intencionadamente el guion del político responsable, comprometido conla búsqueda de soluciones ante una crisis que también se extiende por el País Vasco, aunque con un azote menor que en el resto de España, y sin azuzar la soflama del independentismo al estilo Mas. Busca el voto útil al tiempo que susurra la amenaza de que llega la izquierda abertzale.
Urkullu sabe que la apelación a un consenso para salir de la crisis le granjea simpatías y por eso se ve obligado a difíciles equilibrios dialécticos sobre el debate identitario. En su círculo más próximo ven “suicida” aceptar un mano a mano con EH Bildu en esta materia porque sociológicamente tienen muy poco que ganar. Sin embargo, Patxi López yAntonio Basagoiti (PP) no creen este orden de prioridades de Urkullu, temerosos de que, en el fondo, el PNV vuelva a reeditar en el próximo Parlamento la esencia del denostadoplan Ibarretxe y que ahora llega, dicen, con la etiqueta del llamado estatus político.
¿Y la izquierda abertzale? Fiel a su ADN de arrebatar el poder al PNV allá donde pueda, está en óptimas condiciones para tratar de tú a tú a los nacionalistas. Imbatible en su feudo de Gipuzkoa a pesar de las amargas críticas de sectores empresariales y políticos por la gestión de Bildu en la Diputación guipuzcoana, sobre todo, y en el Ayuntamiento de San Sebastián, es muy posible que supere fácilmente los 20 parlamentarios. Con un discurso de ortodoxo corte independentista, y evitando al máximo aquellos dogmatismos de épocas pasadas, ha aislado a los rostros duros de la antigua Batasuna. Su apuesta es la profesora universitaria Laura Mintegi (Estella, 1955), la única candidata a lehendakari de la historia con opción de triunfo, dotada de apariencia amable y de historial limpio, que no tardó un segundo en alejarse de toda relación con la izquierda radical, con la que convivió sin fricciones, cuando se le recuerdan los años de la socialización del sufrimiento o de la comprensión con ETA.
¿La opción de PSE y PP? La sorpresa no prevista. La reelección de Patxi López se considera una quimera porque carece de hueco sociopolítico para desgastar a la mayoría nacionalista en Euskadi. Su férrea oposición desde el Gobierno vasco a los recortes de Mariano Rajoy, que propiciaron la ruptura del pacto con el PP pero le aliviaron ideológicamente, alienta su esperanza de alcanzar un resultado suficiente para entrar en un juego de mayorías, que parece asegurado una vez convertido el mapa vasco en un ejercicio de geometría variable.
Precisamente, el PP comparte también ese objetivo de sumar los escaños suficientes que no le aíslen de futuras combinaciones de gobierno en la décima legislatura. Lo intenta con un discurso muy volcado en la amenaza del soberanismo porque es consciente del malestar social que genera la política económica del Gobierno central. Así las cosas, Antonio Basagoiti y quienes refuercen estos días desde Madrid su campaña, como ayer mismo hizo el ministro Alberto Ruiz-Gallardón en San Sebastián, agitarán el miedo escénico hacia un entendimiento PNV-EH Bildu que, a su juicio, abriría la puerta a la autodeterminación con una hoja de ruta ya conocida en el Parlamento desde que fue aprobado el plan Ibarretxe.
Con todo, por encima de los cálculos electorales está el interés por el juego de mayorías que conforme un Gobierno sólido ante una situación de crisis, acuciada por la vertiginosa caída de la recaudación en las Diputaciones, el núcleo de poder fiscal y económico que, paradójicamente, están en manos de tres partidos diferentes. La Euskadi más plural que nunca sin ETA.
EL PAÍS, 5/10/12