La Euskadi política hace piña en defensa del Concierto tras pedir el PSC su supresión

EL CORREO 14/06/13

Los socialistas catalanes abren la enésima brecha con el PSOE, que insiste en que el modelo «no está en cuestión»

Hacía semanas que el debate sobre el Concierto Económico y el Cupo amenazaba marejada, pero ayer estalló la tormenta perfecta. El inopinado ataque frontal del primer secretario del PSC, Pere Navarro, a los sistemas de financiación propios de Euskadi y Navarra, cuya supresión constitucional pidió directamente, desencadenó una contestación política de una contundencia y unanimidad muy pocas veces vista. Solo UPyD, que defiende abiertamente en su ideario lo mismo que reclamaron ayer los socialistas catalanes, se mantuvo al margen de la piña que los partidos vascos, con el Gobierno de Urkullu a la cabeza, hicieron en defensa del sistema bilateral de garantías que regula las relaciones financieras entre las administraciones central y vasca.
El arco parlamentario casi al completo coincidió en destacar que el Concierto «no es un privilegio», sino una fórmula basada en los derechos históricos sancionados por la propia Constitución que también comporta «riesgos» para las haciendas vascas –que no pagan menos si recaudan menos, pero sí se benefician si gestionan bien– y deploraron la salida de tono de Navarro, que de paso provocó un hondo malestar en el PSE y abrió la enésima crisis entre la cúpula del socialismo catalán y la del PSOE, que el 6 de julio debatirá sobre el modelo federal que quiere ofertar a los ciudadanos y, en consecuencia, sobre el espinoso asunto de la financiación autonómica.
El ‘runrun’ anti-Concierto se escuchaba ya desde hace semanas, sobre todo en las filas socialistas. No en vano, las tres federaciones de mayor peso por número de militantes –la catalana, la valenciana de Ximo Puig y el poderoso socialismo andaluz de José Antonio Griñán, clave para decantar cualquier movimiento sucesorio– se han pronunciado ya, en vísperas del consejo territorial del PSOE, a favor de una revisión a fondo de las aportaciones que Euskadi y Navarra hacen a la caja común vía Cupo para eliminar «desequilibrios territoriales» y contribuir a que el sistema sea «más justo y solidario». Hace unos días, la comunidad de Madrid se sumó a la corriente, pero hasta ahora todos ellos se habían limitado a exigir que vascos y navarros pagasen más por las competencias que el Estado no les ha transferido, y nadie se había atrevido a pedir, lisa y llanamente, la eliminación del Concierto vasco y el Convenio navarro, ambos anclados en la tradición foral y amparados expresamente por la Disposición Adicional Primera de la Carta Magna.
Hasta ayer. En un desayuno informativo en Barcelona, Pere Navarro, un líder más que proclive a provocar incendios políticos de considerable magnitud, echó gasolina al fuego al reclamar, en tono solemne, la supresión del Concierto mediante una reforma constitucional, con el argumento de que constituye «un privilegio» incompatible con un sistema «justo» de financiación autonómica. «No se trata de que les guste a unos o a otros. Hay que eliminar los privilegios y las situaciones de injusticia. Y que la justicia pase por la solidaridad», zanjó el líder de los socialistas catalanes, que ensanchó así un poco más el abismo que le separa de Ferraz –que se vio en la obligación de recalcar su pleno respaldo al Concierto–, por más que los cálculos electorales pospongan, seguramente ‘ad eternum’, el debate sobre la conversión del PSC en un partido independiente.
«Tengo tendencia a decir cosas en público que todo el mundo dice en privado y nadie acaba de admitir», se jactó Navarro, cuya defensa del derecho a decidir en pleno órdago soberanista de Artur Mas y Esquerra en Cataluña ha provocado más de un dolor de cabeza a Alfredo Pérez Rubalcaba, que vio también como su barón catalán pedía nada menos que la abdicación del Rey en el Príncipe Felipe casi al mismo tiempo que él trataba de recortar distancias con Mariano Rajoy en el esperado ‘cara a cara’ del Debate sobre el Estado de la Nación.
La cuerda se tensó ayer un poco más y amenaza con crispar hasta el extremo el cónclave que los socialistas celebrarán en apenas tres semanas. La convulsión fue notable en el seno del PSE, donde acusan a Navarro de intentar sacar la cabeza a su costa y enjugar la desafección que su posición en el debate soberanista ha podido provocar en el electorado catalán tirando por elevación contra el sistema de Cupo. Otras teorías, algo más maquiavélicas, ven en el cuestionamiento sincronizado de catalanes, valencianos y andaluces del Concierto vasco un intento de «hacer la pinza» a Patxi López, que suena insistentemente como candidato del ‘aparato’ a la secretaría general del PSOE. Hace solo dos días, viendo venir los nubarrones, López compareció en público para recalcar que el Concierto y el Convenio «no están en cuestión», aunque dejó la puerta abierta a «perfeccionar» el mecanismo de aportación, fijado ahora en el 6,24%.

Llamada de Rubalcaba
El mismo mensaje –que el sistema «no está en riesgo»– trasladó ayer Pérez Rubalcaba, que telefoneó de inmediato al secretario general del PSE para dejarle claro, también en privado, su respaldo al modelo vigente. «Cataluña tiene problemas muy graves. No nos parece muy correcto que, en vez de centrarse en resolver estas cuestiones, el compañero Pere Navarro se dedique a tirar balones fuera, abriendo nuevos conflictos donde no los hay», sentenció el portavoz del PSE, José Antonio Pastor.
El dirigente vasco aludió así a la asfixia económica de Cataluña, que en la Transición rechazó un modelo análogo al vasco y ahora ha hecho del pacto fiscal un argumento de reivindicación permanente. En el Ejecutivo vasco el asunto preocupa relativamente y, de hecho, la consigna es no hacer excesivo ruido para que la bola de nieve no siga creciendo y para que las negociaciones entre los equipos de Ricardo Gatzagaetxebarria y Cristóbla Montoro para renovar la Ley del Cupo sigan su curso en Madrid.
No obstante, el Ejecutivo de Urkullu consideró que la magnitud del «frontal ataque» a un «elemento troncal y nuclear» del autogobierno exigía una respuesta oficial y el portavoz, Josu Erkoreka, se vio forzado a improvisar una comparecencia, en la que, en línea con el PNV, exigió a Patxi López que defienda con uñas y dientes el Concierto. Erkoreka se sorprendió de que la andanada provenga de un socialismo catalán «comprometido con la defensa del autogobierno e incluso del derecho a decidir de las naciones sin Estado». Incluso Artur Mas –tenso últimamente con el lehendakari Urkullu por el reparto del déficit– afeó al PSC que abra un conflicto con Euskadi y Navarra. El PP vasco, de tradición foralista, también salió en tromba a afear que se pague con el Concierto no solo el «desconocimiento» sobre su origen, sino también la necesidad de dirimir peleas «internas» en el PSOE.