Ignacio Camacho, ABC, 18/7/12
Tantos años de heroica clandestinidad no se abandonan para acabar sin paga de Navidad como vulgares funcionarios
EL lado positivo de haber incluido a ETA en las instituciones es que ya no necesita cobrar el impuesto revolucionario; para llegar a fin de mes le basta con los salarios y subvenciones del presupuesto público. En su reconversión como próceres, los batasunos se sienten encantados de vivir a costa del contribuyente sin tener que andar extorsionando a nadie por esos baresfaisanes de Dios. La cuota de poder que han alcanzado en los municipios vascos y en la Diputación de Guipúzcoa les permite no sólo dar de comer a una tropa de concejales y demás cargos electos sino colocar a discreción empleados de confianza y nombrar asesores a lo mejorcito de cada casa, como ese fulano que amenazaba con sacarles la pistola a los hinchas de la selección. En total, Bildu reparte al año unos 30 millones de euros a su clientela directa. Además de esta amplia nómina institucional disponen de un bien remunerado grupo en el Congreso y pronto tendrán en el Parlamento Vasco un ejército de estampillados; para no haberse disuelto aún la banda hay que admitir que está dejando bien situados a sus protegidos/protectores. Quizá fuese ésa la verdadera estrategia negociadora de Zapatero: convencer a los terroristas de las bondades de abandonar la azarosa inestabilidad de los pisos francos para incrustarse en la confortable plantilla de la Administración. El ejemplo es Irlanda del Norte, donde Gerry Adams les puso corbata y despacho a sus colegas y a muchos les cambió la pistola del comando por la de la Policía del condado.
Tan contentos están los chicos de Amaiur con su nuevo estatus que han sido los únicos diputados que se han negado a pedir la supresión solidaria de la paga extra de Navidad. Tantos años de heroica clandestinidad no se sufren para dejarse tratar ahora como vulgares funcionarios; por muy independentistas que sean no resisten esa pulsión tan española de pillarcacho . Cobran el sueldo mensual como padres de la patria, una respetable asignación para gastos de funcionamiento, la subvención por los resultados electorales y hasta una partida… ¡¡de seguridad contra el terrorismo!! No es un chiste macabro; mientras los jueces y otros objetivos potenciales de ETA ven cómo les retiran las escoltas, los parlamentarios de Batasuna reciben trece mil setecientos eurillos de nada para protegerse de sí mismos.
En ese proceso de normalización es lógico que las criaturas se asimilen a los hábitos generales de la casta institucional, incluida la queja por lo mucho que sufren en su amarga y sacrificada función representativa. Como quedaba medio feo resistirse sin más al recorte de la extra navideña han denunciado que su supresión es un gesto hipócrita. Más o menos como la condena de los asesinatos etarras, que se siguen negando a formular. En el fondo quizá tengan razón: para qué van a proclamar lo que no creen. Ni que fuesen políticos de verdad.
Ignacio Camacho, ABC, 18/7/12