del Blog de Santiago Gonález
La gestión de las nevadas viene a ser un tú la llevas. Como casi todo en la política española, por otra parte. Están frescas aún las acusaciones de Sánchez a Rajoy por la subida de las tarifas eléctricas en un 8%, mientras su Gobierno ha hecho frente a la gélida Filomena con un 27% de subida, a pesar de que la marquesa de Galapagar había advertido a las eléctricas de cómo se las gastaba el marqués consorte: “Es que Pablo es superdrástico con la factura de la luz y los alquileres, tía”.
Total que las nevadas son una metáfora de España. Nieva y el Gobierno, da igual el que sea, gestiona mal las consecuencias. Siempre ha sido así. Por acotar los temporales de los últimos 16 años, cabe recordar la nevada que dejó a miles de conductores atrapados en la provincia de Burgos el 26 de diciembre de 2004. Rajoy criticó a Zapatero, incluso por lo que no tocaba, porque en aquella nevada tuvo el presidente una de sus mejores ocurrencias, la creación de la U.M.E.
Volvió a tocarle al PSOE otra gran nevada en 2009 y volvió el PP a criticar acerbamente al Gobierno, aunque en este caso con razón, porque la encargada de explicarlo todo fue la ministra de Fomento. Su gestión de las nevadas fue un suceso extraordinario. Maleni Álvarez y Carmen Calvo fueron dos consejeras que Manuel Chaves no sabía cómo quitarse de encima y se las colocó a Zapatero de ministras. Ambas estuvieron fantásticas, aunque corrieron distinta suerte: mientras Álvarez fue condenada por prevaricación en el caso de los Eres a nueve años de inhabilitación, Calvo acabó de vicepresidenta del sanchismo. Se puede encontrar en Google el video de la comparecencia de la ministra el 9 de enero de aquel año. Tartamudeaba para dar informaciones “que he visto en la tele”, dijo en repetidas ocasiones y culpó de lo sucedido a los errores de los servicios meteorológicos. También acusó a Iberia del cierre de Barajas, aunque esto sea humanamente comprensible por razones de competencia. Ella se acreditó como ‘Lady Aviaco’ durante su Ministerio.
Sin embargo, mostró voluntad de aprender y anunció que pensaba emprender un viaje a Siberia para empaparse de otras experiencias. ¿Cómo extrañarse de que Madrid parezca Moscú, como dice algún guasón en Twitter? Yo, que tenía muy reciente la lectura de la más famosa novela de Peter Høeg, pensé en ella como ‘La señorita Smila y su extraña percepción de la nieve’. Luego vi la película, protagonizada por la luminosa Julia Ormond y pensé que no había color, claro.
Rajoy debutó en La Moncloa con otra gran nevada a finales de 2011 y tuvo otra en enero de 2018, cinco meses antes de la moción de censura que lo sacó del cargo. “Muchas familias han pasado la noche atrapadas en la carretera y allí siguen a esta hora”, acusaba en tuit Sánchez, mientras el PSOE, Podemos y C’s se lanzaban a degüello contra el Gobierno. El fin de semana nos dejaba Filomena la peor tormenta de nieve del último medio siglo y el presidente del Gobierno estuvo a la altura de la media de su gestión: tardó dos días en enterarse. Los partidos de uno y otro signo tienen, como la señorita Smila, una extraña percepción de la nieve. Y de todo lo demás.