HERMANN TERTSCH-ABC
El Gobierno y los medios, entregados a la manipulación izquierdista
EN todos los países europeos se celebró ayer el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. En los europeos. En Occidente. En los países musulmanes no se celebra. Está como mal visto. Y no es que no trabajen allí las mujeres. Trabajan mucho más que el hombre. Es más, son el animal de carga del hombre pobre. En toda Europa, menos en España, se ha celebrado como en años precedentes. En manifestaciones con demandas de mayor participación, mayor poder y mayor calidad en trabajo y sociedad para las mujeres. Son demandas que se van cumpliendo en todos los países europeos con diferente velocidad y calidad y con diferencias desde principios del pasado siglo. En Suiza, el voto femenino no llegó hasta 1971. En España había sido en 1931, pese a la oposición de la izquierda. En muchos países se alcanza hoy la práctica igualdad entre hombre y mujer hasta los límites que impone la biología. Los niveles de satisfacción no siempre responden a las expectativas. Y ya se replantean nuevas formas de interacción de mujer en trabajo y familia para aumentar bienestar y calidad de vida para todos.
Por eso, las cuitas de las mujeres en Europa han cambiado mucho. El principal problema de las mujeres hoy en Europa es una presencia musulmana que no cree en los mismos derechos que la sociedad que la acoge. Es problema para las mujeres musulmanas que son maltratadas por sus familiares, padres, hermanos y maridos. Y lo es para las mujeres europeas que son agredidas por unos extranjeros que resultan ser casi en su totalidad musulmanes. Son hechos. Por mucho que los gobiernos con la dócil colaboración de los medios intenten ocultar identidad y origen de los autores y la suerte posterior de las víctimas. En las manifestaciones en Europa nadie habló de este drama que se repite a diario.
En España la jornada ha sido muy distinta a la de años pasados. Sin que hubiera motivo relacionado con las mujeres que explicara el cambio. No había causa de esta hiperventilación de la clase política y mediática para justificar la huelga. Mentía ayer cual bellaco TVE cuando aseguraba que lo habido en España se repetía por el mundo. En ningún otro país del mundo se convocó una huelga general política de mujeres. Un esperpento. Pero promocionado por todos los medios públicos y privados con celo jamás visto. Este 8 de marzo ha sido un éxito de la agitación populista de la extrema izquierda que debiera alarmar. Que ha demostrado la falta de defensas de la sociedad española frente a la obscena mentira que se les ha servido. Alarmante ha sido el apoyo y aplauso de los medios de comunicación a una convocatoria de aberrante contenido ultraizquierdista. Salvo excepciones muy dignas, es aterradora la falta de criterio y coraje. Tantos que no podían estar de acuerdo con un manifiesto paleomarxista no han tenido valor para enfrentarse a una huelga que era el secuestro del Día de la Mujer y una ofensa a la inteligencia. La izquierda, toda ella podemizada, necesitaba revulsivos políticos. Se quedó atascada en el proceso golpista en Cataluña. Ahora pastorea a los pensionistas que antes despreciaba y apostó por este 8 de marzo. Ha sido notable su éxito. No lo habría sido de tener enfrente a políticos capaces de defender la verdad frente a las falacias de la izquierda. El consuelo está en que la mayor parte de la sociedad española no ha participado. No está donde los mentirosos, los cobardes y los acomodaticios. Parece ya inmune a la cacofonía mediática, ausente del baile demagógico. Y muy harta. Como a la espera de alguien que les ofrezca con coraje propuestas de razón y verdad..