DIARIO VASCO, 28/10/11
El lehendakari renuncia a la iniciativa tras el ‘no’ del PNV, que quiere «evitar división». El desmarque de UPyD evita que el Parlamento Vasco apruebe una declaración unánime de «satisfacción» por el final de ETA
La unidad de los partidos en el nuevo escenario sin ETA tiene ya la primera fisura. Una semana después de que la organización terrorista comunicara su cese definitivo, el desencuentro entre las fuerzas vascas ha llegado de la mano de una celebración, la de la bienvenida a un nuevo tiempo sin violencia. El desmarque del PNV de una convocatoria institucional «incompleta» ante la falta de respaldo de Bildu motivó, según el Gobierno Vasco, la decisión final de aparcar los actos que iban a celebrarse mañana en todos los municipios vascos. Igualmente, en el Parlamento Vasco, UPyD impidió que la Cámara aprobara por unanimidad una declaración de «satisfacción» por el final de ETA. Y es que, a pocos días de que arranque una nueva campaña electoral, ni la llegada de la paz parece que puede reunir en una misma fotografía a todo el espectro político, que una vez más superpone los matices sobre la base común.
La iniciativa gubernamental que pretendía implicar a los ciudadanos en una bienvenida al nuevo tiempo abierto en Euskadi comenzó a gestarse el pasado lunes. Precisamente, en la reunión que el lehendakari Patxi López mantuvo con el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, con quien al final ha protagonizado el principal desencuentro. El Ejecutivo vasco responsabilizó ayer a los jeltzales de ser los responsables de que el acto no llegue a convocarse, cuando, a su entender, iba a contar con el respaldo «mayoritario» de los grupos con representación institucional. Pero en el lado contrario, el PNV, en una nota oficial, eludió toda culpa y aseguró que «está dispuesto a asistir» a celebraciones de este tipo, aunque no comparte una convocatoria que podría «provocar división», otra más, por no ser unánime.
La explicación no convenció para nada a los socialistas, quienes acusaron al partido jeltzale de «no aclararse», de moverse por «cálculos electorales» y de estar mirando «de reojo a Bildu» en cada decisión que toman. Los nacionalistas, por su parte, tacharon como «alejadas de la realidad» las argumentaciones que en sede parlamentaria ofreció el consejero de Interior, Rodolfo Ares, sobre este tema. Y apelaron a la prudencia, en este caso en forma de no celebración, antes de caer en «la tentación» de originar un desencuentro por «precipitación, afán de protagonismo o incluso rédito personal», respondieron a Ares, en alusión directa pero implícita al lehendakari.
Los jeltzales ya comenzaron a advertir el día anterior, cuando el diálogo sobre el formato definitivo del acto parecía que iba a fructificar, que buscaban una convocatoria «unitaria de todas las instituciones», que no querían propiciar «divisiones», pero no terminaban de mostrar su oposición a un acto para el que, casi desde el principio, el Gobierno Vasco contaba con que Bildu se desmarcaría. La coalición, efectivamente, confirmó el miércoles a este periódico que no se sumaría a la convocatoria institucional, en la que en principio se descartaba incluir lema o discurso alguno para evitar polémicas. Pero al mismo tiempo anunció que dejaba libertad a sus militantes para tomar parte en los actos que se celebraran.
Este hecho fue resaltado incluso ayer por el gabinete de López, contrariado por la falta de consenso sobre este asunto, para el que creía estar logrando el respaldo de la amplia mayoría de los partidos vascos. El parlamentario de EB, Mikel Arana, replanteó de hecho en su entrevista con el lehendakari que retomara esa celebración festiva, aunque todo parece indicar que con la campaña a la vuelta de la esquina -comienza oficialmente el próximo viernes- será imposible por lo menos hacerlo antes de las elecciones del próximo 20 de noviembre.
«Suelo ético»
Los partidos y el Gobierno Vasco, sin embargo, no quieren hacer de este desencuentro un «espectáculo de la desunión» en un nuevo tiempo en el que todos hablan de consensos, aunque falta por determinar exactamente cómo y con quién, y en el que el lehendakari mantiene su apuesta por construir un «suelo ético» compartido al menos por socialistas, jeltzales y populares para asentar la paz y construir la Euskadi del futuro sobre la verdad y la memoria de lo ocurrido.
El Parlamento Vasco será la sede de esa construcción, aunque ayer en él, y esta vez por acción del parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro, también se vislumbrara lo difícil que es llegar a acuerdos en este país, incluso en un tema, el de vivir en paz que, de forma general, concita unanimidad. En concreto, la posición discrepante de la formación que lidera Rosa Díez impidió aprobar una breve declaración institucional para mostrar únicamente la «satisfacción» por el cese definitivo de ETA y reconocer a la sociedad su «perseverancia» para lograrlo.
DIARIO VASCO, 28/10/11