Salvador Sostres, EL MUNDO 17/11/12
Jordi Pujol Ferrusola es y ha sido siempre el más inteligente de los hijos de Jordi Pujol y Marta Ferrusola, el más dotado intelectualmente y el más capacitado, de largo, para dedicarse a la política, pero quizá porque las cosas a veces suceden así o quizá para evitar que le hiciera sombra, el presidente le encargó que se dedicara a los negocios, tanto de la familia como del partido, y eso es lo que hizo y ha hecho toda la vida. Su relación tan cínica con el dinero de los demás se ha extendido a su trato personal, granjeándose toda clase de africanas enemistades.
De hecho, los que conocen bien a la familia le responsabilizan de la investigación judicial de que su hermano Oriol está siendo objeto, y que cuando el juez publique lo que tiene se verá lo cutre que un hombre puede llegar a ser, en el sentido de que si le hubiera dado parte del muchísimo dinero que durante tantos años ha recolectado para el clan -y que todavía hoy recolecta- el chico habría tenido las espaldas cubiertas para dedicarse a la política sin tener que hacer chapuzas para mantener a su familia. De todos modos, Oriol es el más limitado de sus hermanos y si no se hubiera metido en este lío se habría metido en cualquier otro. Hay veces, dramáticas veces, en que lo que la naturaleza no te da ni el dinero puede prestártelo.
El informe que ayer publicó EL MUNDO da por fin datos concretos sobre un asunto que se masticaba en Cataluña desde hace muchos años. La relación informal que Convergència ha tenido siempre con la verdad y con el dinero de los demás ha hecho posible que disponga de una sede espectacular en la calle Còrsega, que Fecsa-Endesa le vendió a un precio «muy especial», o que cada día se regalen miles de ejemplares de La Vanguardia en Cataluña, pagados directamente por la Generalitat o a través de empresas interpuestas, como por ejemplo hacía, para otros asuntos, Ferrovial con el Palau de la Música.
Este contexto de corrupción y mediocridad explica que el nacionalismo catalán haya preferido siempre marear la perdiz que luchar para conseguir sus supuestos objetivos. A pesar de que algunos se diviertan escandalizándose por estas tonterías que está haciendo últimamente Mas, en el fondo no hay nada, todo es fruto de una improvisación electoralista que además les va a salir mal, y ni él ni CiU se han comprometido a nada más que a una consulta popular sin que de momento sepamos ni la pregunta, porque hasta el propio Mas ha reconocido que no puede preguntarnos si queremos ser un Estado de Europa si no depende de él que así sea.
No faltarán las voces que pongan en cuestión el informe de la Policía y que lo presenten como un intento de frenar el proceso independentista, cuando en realidad este intrascendente coqueteo con la independencia sirve para disimular que catalanismo político ha sido el más boyante negocio español desde la recuperación de la democracia, desde el dinero de Banca Catalana que Pujol usó para comprar favores que luego le ayudaron a ser presidente -y no para «la causa», como siempre quiso hacernos creer-, hasta los negocios de su hijo, pasando por la curiosa financiación del partido y de sus otros líderes.
Queda por último significar cómo se agiganta la dimensión gafe de Artur Mas, que con los años que dura la inacabable trama de su partido ha ido a estallarle precisamente en su campaña más crucial.
Salvador Sostres, EL MUNDO 17/11/12