EL CORREO, 7/2/12
Compañeros y amigos recuerdan al exdirigente del PSE en el decimosexto aniversario de su asesinato
Como cada año desde los últimos dieciséis, la familia de Fernando Múgica Herzog volvió a reunirse ayer con la familia del PSE para recordar a ‘Poto’, el histórico dirigente socialista asesinado por ETA en una céntrica calle de San Sebastián el 6 de febrero de 1996. Esta vez el encuentro tuvo lugar en el cementerio de Polloe, frente a la tumba de Múgica, desde donde su hijo José Mari lanzó un alegato a favor de «la justicia y la memoria» con «tres reivindicaciones fundamentales»: la disolución inmediata de ETA, que se esclarezcan todos los asesinatos cometidos por la organización armada -cifró en 314 los que aún quedan por resolver- y que se «recuperen los derechos civiles de las decenas de miles de vascos exiliados a causa del terrorismo».
El sencillo acto de Polloe se abrió con un ‘kaddish’ pronunciado por Laurence Franks, presidente del Fondo Nacional Judío, la religión que profesaba Fernando Múgica. La viuda de ‘Poto’, Mapi de las Heras, y el dirigente socialista Manuel Huertas fueron los encargados de colocar sendos ramos de flores sobre la tumba, mientras que José Mari, uno de los tres hijos de Múgica, tomó la palabra para dirigirse a los presentes. En primera línea escuchaban otros familiares de Múgica, como su hermano Enrique, exministro y exdefensor del pueblo, o sus hijos Fernando y Rubén; mientras bajo los numerosos paraguas se pudo ver a miembros del PSE como Iñaki Arriola, Rafaela Romero, Nicolás Redondo Terreros, Denis Itxaso o Estanis Amutxastegi. También asistieron al acto Bárbara Dürhkop, viuda del senador socialista Enrique Casas, asesinado por ETA, y los concejales del PP en San Sebastián Ramón Gómez e Iñigo Arcauz, al igual que varios representantes de UPyD, partido en el que milita Rubén Múgica.
«Ganar la libertad»
José Mari Múgica recordó que «dieciséis años y tantos crímenes después» del asesinato de su padre «el combate para ganar la libertad y para la derrota del terrorismo sigue siendo hoy una exigencia para con nosotros y para con toda la ciudadanía vasca y española». Afirmó que, una vez que ETA ha anunciado el cese de la violencia, «no nos resignamos a que lo que venga sea un país sometido a la desmemoria, donde habite el olvido. Esto no puede ser nunca», advirtió.
Múgica apuntó «tres reivindicaciones que tienen que constituir la prioridad de nuestra agenda». La primera, «que la banda tiene que disolverse para siempre, no puede someternos más». Recordó que «el Fondo Nacional Judío promovió en Igeldo un monolito y un bosque por la paz con 20.000 árboles, presidido por una cita: ‘Haced derecho y guardad justicia’». En su opinión, esta cita representa «lo que sigue siendo una exigencia». «Existe la necesidad de esclarecer los 314 asesinatos que todavía no han sido esclarecidos, conocer quiénes han sido sus autores y castigarlos. Es una exigencia elemental para hacer justicia», expresó. Como tercera reivindicación, pidió que se recuerde que «para que haya libertad tiene que haber derechos civiles, y hay que recordar que decenas de miles de ciudadanos vascos se tuvieron que marchar al exilio después de que sus derechos fueron pisoteados por ETA. Hacer derecho y guardar justicia nos tiene que colocar en el camino de conseguir la victoria contra el terrorismo». «El combate pervive y sigue siendo necesario para que la libertad y el Estado de derecho prevalezcan», apostilló.
En declaraciones posteriores a los periodistas, José Mari Múgica rechazó pronunciarse sobre el acercamiento de los presos de ETA a cárceles del País Vasco. «No voy a entrar en reivindicaciones que no me son propias», respondió. Ahora bien, abogó por el cumplimiento «íntegro» del Código Penal.
EL CORREO, 7/2/12